Aumentan los asesinatos de mujeres y en el Ministerio feminista, el de Irene Montero, lanzan un Comité de Crisis, y como no saben qué hacer para explicar su fracaso, le echan la culpa al Ministerio del Interior.

Entonces surge Fernando Grande-Marlaska y se pone a la cabeza de la manifestación, con ese argumentario cantinflesco tan propio del exjuez metido a político. Verán: mi plan contra la llamada violencia de género es bueno, está a la vanguardia del mundo mundial pero, como no funciona, vamos a intensificarlo para que funcione: la culpa no es mía, que conste.

No les matan por ser mujer, les matan por ser 'su' mujer... que es más grave. No es misoginia, es desamor

Ni tan siquiera afirmó que fuera a dedicar más policías a proteger a las mujeres maltratadas sino que iba a dedicas más esfuerzos policiales. Natural; no puede poner un policía al lado de cada mujer.

Este sería un buen momento para que Irene montero o Grande-Marlaska admitieran su error, que consiste en no contemplar que la corrupción de lo mejor es lo peor y que la llamada violencia de género tiene su origen en que cuando el amor de la pareja se convierte en odio, cada sexo utiliza sus propias armas: el varón, la fuerza bruta. Y ya de paso, que las feministas acepten la evidencia de que la mujer no es un ser evangélico, sin mancha alguna y el que el hombre es una ser demoniaco, sin parte positiva alguna, ¿verdad que no?

La llamada violencia de género es muy simple: cuando el amor se ha convertido en odio, cada sexo utiliza sus armas contra el otro; el varón, la fuerza bruta

En lo único que coinciden feministas y Marlaska califican es en calificar como 'negacionistas' a cualquiera que se atreva a criticar sus posturas. La verdad es que muy pocos se atreven, hasta Vox, anda callado, porque si osas contravenir los tópicos feministas sobre 'violencia machista' puedes acabar en el trullo por delito de odio. Malos tiempos para la libertad de expresión en España.

No existen negacionistas de la violencia contra la mujer como no existen negacionistas del Covid. Nadie es tan idiota como para negar que este mes de diciembre hay varones que han asesinado a mujeres, alguno de forma deplorable y especialmente cruel, como nadie es tan idiota de creer que cuando miles de personas están muriendo por un virus llamado Covid, ese virus no existe. Con el término negacionista, lo que se pretende es anular a cualquiera que discrepe sobre las medidas que toma el poder (Montero o Marlaska, para entendernos) para enfrentarse a los asesinatos de mujeres por varones o a la política sanitaria que plantea ese mismo poder contra el coronavirus.

Las feministas no defienden a la mujer, más bien atacan al varón. Así, dos sexos complementarios pasan a ser dos sexos enemigos y consiguen el efecto contrario al que se pretende

Los llamados negacionistas son aquellos que creen que no les matan por ser mujeres, como pretenden las feministas, sino por algo peor: les matan por ser "su" mujer. El varón que asesina a su pareja no odia a la mujer, odia a su mujer... porque el amor con el que se inició la convivencia se ha vuelto odio. Por eso, las muertes se producen tantas veces cuando se están separando o ya se han separado.

Y ciertamente, es más grave el odio real a tu mujer que el odio, casi siempre melodramático, al conjunto del sexo femenino. Pero, por eso mismo, esto no se arregla con más policía, sino con más amor. Las feministas llevan riéndose del amor, de la entrega, de la donación mutua, como origen y soporte de la convivencia entre varón y mujer, y ahora se extrañan de que pase lo que pasa. Pretenden seguir burlándose de la familia tradicional, de la familia natural, de la familia cristiana y, al tiempo, evitar la violencia en el hogar con jueces y policías. Ese cóctel no lo consigue ni Marlaska.

No es una crisis de género, es una crisis del matrimonio y de la familia: eso es lo que debería preocuparles a las señoras del Ministerio de Igualdad pero está claro que eso no les preocupa, porque ni creen en el matrimonio ni creen en la familia.

Las feministas llevan burlándose del amor, de la entrega, de la donación mutua, como origen y soporte de la convivencia y ahora se extrañan de que pase lo que pasa

Pero hay más: las feministas no defienden a la mujer, más bien atacan al varón. Así, dos sexos complementarios pasan a ser dos sexos enemigos y consiguen justo el efecto contrario al que se pretende.

Pero volviendo al presuntuoso Marlaska, resulta que está repitiendo el mismo esquema de la tragedia ocurrida en Melilla con los emigrantes sudaneses, donde el titular de Interior no defendió a la Guardia Civil, se defendió a sí mismo.

Marlaska asegura que su sistema es perfecto porque él todo lo hace bien. Pero, como el plan se ha demostrado un fracaso, habrá que intensificarlo. O sea, ¿no quieres caldo? ¡Toma dos tazas!