Moncloa presume de controlar Telefónica y Pablo Casado, naturalmente, se cabrea
Esta es la historia de un presidente de Telefónica, José María Alvarez-Pallete, que quiere ser empresario, no político ni editor, pero al que el sanchismo y bastantes de quienes le rodean, se lo están poniendo difícil.
Desde el interior de la operadora, Miguel Barroso y Javier de Paz actúan como virreyes del PSOE. De Paz controla las comisiones y Barroso monitoriza Movistar+, dedicada a atacar al Rey y a la Derecha mientras insiste en una Prisa TV. Y que pague Telefónica
Empezando por el final: Moncloa presume de controlar Telefónica y Pablo Casado, naturalmente, se cabrea. Sí, Vox es quien habla en voz alta para denunciar, por ejemplo, la ideología progre del canal Cero de Movistar+ o las series ultraprogres de la plataforma, pero el mayor cabreo contra Telefónica, viene de la calle Génova, donde se habla de Pallete como del “empresario de Sánchez”. Antes ese puesto era para Ana Botín pero, tras la ruptura, precisamente en Prisa, de la banquera no salen precisamente elogios para el presidente del Gobierno.
Y tampoco ayuda la propaganda sanchista, cada día más agresiva, de El País y la SER. El trío Miguel Barroso más sus dos peones, Pepa Bueno y Angels Barceló, han acabado con todos los periodistas independientes en el diario y en la cadena de radio. Bueno, no han acabado: sólo los han arrinconado.
Al final, lo malo es que la propaganda socialista la pagan los accionistas de Telefónica
Desde el interior de la operadora, Miguel Barroso y Javier de Paz actúan como virreyes del PSOE. De Paz, amigo de Zapatero, controla las comisiones del Consejo, cobra más dietas que nadie, y se deja ayudar por Javier Echenique (‘los Javis’) mientras Barroso, secretario de Estado de Comunicación con Zapatero, monitoriza Movistar+, dedicada a atacar al Rey y a la Derecha. Y ojo, que Barroso continúa pensando en lanzar Prisa TV. Y todo tiene su lógica dado que no olvidemos que la gente y la ideología de Canal+ siguen presentes en Movistar+, con el canal Cero y la ‘troupe’ de Buenafuente, Broncano y, allá al fondo del escenario, un tal Jaume Roures.
Al final, lo malo es que la propaganda socialista la pagan los accionistas de Telefónica.
En paralelo, y no menos importante que el secuestro mediático de Prisa y Movistar+ por parte del Psoe, hay que apuntar la ’Smart People’ que ‘creara’ Iván Redondo y que habla en nombre de Telefónica. Apunten estos dos nombres: Rosauro Varo y Javier Hidalgo. Ambos hablan en nombre de la operadora aunque sus concomitancias accionariales son mínimas. Pero ambos presumen de ser hombres de Moncloa y de Pallete -que no lo son- y en Madrid se habla sin parar del despacho de Rosauro Varo en Gran Vía (sede de Prisa) y de su gran interés en la factoría de producción audiovisual de Telefónica.
Por cierto, Iván Redondo fue el creador de la ‘smart people’, pero tras su caída la jefatura está muy disputada. Félix Bolaños, más servil que Redondo pero que confía menos en la bonhomía de Sánchez, se ha pedido el puesto pero aún no lo ha conseguido.
En paralelo, la ‘Smart People’ que ‘creara' Iván Redondo, habla en nombre de Telefónica. Apunten estos dos nombres: Rosauro Varo y Javier Hidalgo
En cualquier caso, ¿qué piensa el interesado, Álvarez-Pallete, de esta situación? Pues no le gusta. Pallete, por carácter y por historia, huye de la política y huye de los medios. De buena gran se marcharía de Prisa y de todo lo que huela a prensa. Pero se siente cercado por Moncloa y no da el paso. No quiere hacer política y hasta Podemos está feliz con Movistar+.
Alguien dijo que el problema de Pallete es que no sabe decir que no, ni ser grosero a la hora de cortar con las amistades peligrosas. A lo mejor tiene que empezar a hacerlo, porque lo curioso es que nadie pone en duda su capacidad, tanto tecnológica como financiera, para presidir Telefónica, pero está obligado a liberarse del corsé político que el sanchismo ha tejido a su alrededor. Es la vieja pregunta de si los grandes empresarios pueden tener amigos o tan siquiera ser buenas personas. La respuesta a esta segunda pregunta es positiva pero… ¡cómo cuesta! Entre otras cosas porque todo el mundo viene a pedir, los propios y los ajenos, los empresarios y los políticos.