Llegó Begoña Gómez a los juzgados de Plaza de Castilla con el mismo aparato policial y los mismos equipos jurídico y de guardaespaldas del pasado día 5. Un numerito posiblemente innecesario, que rebela lo que quizás sea el verdadero fallo de Moncloa en todo el sumario de la mujer del presidente: su innecesaria prepotencia.

De inmediato, su abogado, el exministro de Interior con Zapatero, Antonio Camacho, puso en marcha toda su escenario que podríamos calificar como victimismo. Esta vez ya no pudo alegar que no le había llegado el escrito de acusación -por el que no se había interesado aunque era vox populi- así que se acogió a su derecho a no declarar. 

Y aquí empieza lo bueno. Rozando el ridículo, el juez se ve obligado a corregir al abogado de Gómez: es la acusada quien tiene que decir que no quiere declarar, no usted. Y entonces Begoña dijo: no quiero declarar. Fuese y no hubo nada.

Fuentes socialistas consideran que es un error dilatar el caso. Mejor sería colaborar con la justicia, antes de que surjan nuevos datos o nuevos casos. Ahora sólo queda una opción: matar al juez. El ministro Puente ya ha empezado

No parece que la mujer del presidente del Gobierno tenga muchas ganas de colaborar con la justicia. Todo ello porque la estrategia consiste en que "no hay nada de nada" y por lo tanto, vamos a esperar a que pase algo para que siga sin haber nada. 

Ahora bien, fuentes socialistas consideran que es un error dilatar el caso. Mejor sería colaborar con la justicia, antes de que surjan nuevos datos o nuevos o nuevos negocios. Ahora sólo queda una opción: matar al juez. El ministro Puente ya ha empezado, pidiendo que algún superior del magistrado pare el caso. Este chico no tiene claras muchas cosas. Entre ellas la de que los jueces no componen una estructura jerárquica sino que, por el contrario, son independientes en su trabajo, que no en su cargo. 

El ex ministro Camacho, defensor de la esposa del presidente, se abona al victimismo: esta es una causa prospectiva y expansiva. Pues precisamente por eso debería declarar. Insiste en que no se ha enterado de lo que se le acusa. Hombre, a estas alturas... 

En el entretanto, como decíamos, el ex ministro Antonio Camacho, defensor de la esposa del presidente, se abona al victimismo: esta es una causa prospectiva y expansiva. Es decir, que mira al futuro y que crece. Claro, como todas los sumarios, a medias que se van comprobando indicios. 

Pues precisamente por todo esto, doña Begoña debería declarar. Insiste en que no se ha enterado de lo que se le acusa. Hombre, a estas alturas... Lo mejor fue lo de su abogado, Antonio Camacho está bloqueando el caso todo lo que puede y ni tan siquiera aconseja a su defendida que responda a sus propias preguntas, A renglón seguido se va a Atresmedia y es entrevistado en el telediario de máxima audiencia, donde arremete contra el juez. ¡Toma ya!

Otrosí: ¿para qué tanto despliegue policial si no iba a declarar? No, parece claro que la prepotencia del Gobierno y del esposo de doña Begoña ayude a la susodicha. En cualquier caso, Sánchez insiste: la impunidad siempre vence, no nos moveremos. Mi esposa no es que sea inocente, es que es inimputable: no puede ser juzgada.

¿Para qué tanto despliegue policial si no iba a declarar? La prepotencia del Presidente del Gobierno no ayuda a su esposa. En cualquier caso, Sánchez insiste: la impunidad siempre vence

A todo esto, añadan algo tremendo: en Moncloa temen que Begoña se rompa... y, con ella, el PSOE.