La noticia es que Moncloa ha cambiado de tercio. La nueva consigna, tras el acuerdo PP-Vox en Valencia, consiste en pregonar en que el PP es extrema derecha, unos fachas de mucho cuidado. Y ojo, en Moncloa y en Ferraz sabe que este embuste cala en una partido tan acomplejado como el PP y en un líder tan medroso como Feijóo.

Ambos, Sanchismo y Albertismo, son dos meras maquinarias de poder que a nadie pueden ilusionar. Los españoles seguiremos votando contra alguien, entre el neo-comunismo podemita y la indecisión abascalista

Hasta ahora la consigna era relanzar el "milagro económico" de Sánchez. Pero esa estrategia ha fracasado, por dos razones:

1.Es más falsa que una monda de tres euros. La política económica de Sánchez  y Calviño -más bien Calviño-  nos ha llevado a la ruina. Cada vez que presumen de un logro en materia económica, viene un economista, o el Banco de España, o Eurostat, o el BdE y le recuerda que somos el país con más paro de Occidente y que nuestra renta per capita sigue cayendo en picado respeto a los países de nuestro entorno.

2.Encima, la presumida de doña Nadia ha decidido vender sus inexistentes logros con otra e insultante mentira dirigida a Podemos: sus socios no han significado nada en la política económica del Ejecutivo. De inmediato, doña Yolanda le ha respondido a lo verdulero (política politiquera, que diría José Manuel Albares) con el mote con el que se le conoce en los madriles a la vicepresidenta primera: 'Nadie' Calviño.

Vox no es ultraderecha. Podemos sí es ultraizquierda. Un católico suele puede votar a Vox, entre los partidos parlamentarios... y con muchos reparos

Así que Moncloa se ha vuelto a la política para arengar a su bases. La economía no nos sirve y Sánchez necesita ganar las elecciones: ahora predica que la razón por la que el PP no acepta su esplendoroso triunfo económico es su alianza con los ultras, ultrísimos, de Vox. Por ejemplo, en Valencia y en Murcia.

Es decir, que el hombre que metió a los neo-comunistas de Podemos en el Gobierno, algo que sólo ocurrió en 1936, ya iniciada la Guerra Civil. acusa a Feijóo de aliarse con Vox en comunidades autónomas. ¡Toma ya!

Pues bien, aclaremos la idea de cara al 23 de julio: si Feijóo llega a La Moncloa nada cambiará del Sanchismo: el PP es un partido conservador porque conserva la revolución.

Si el patriotismo español considera que la unidad de España es, ante todo, un bien moral, estupendo. Si no, no me sirve para mucho

Ambos, Sanchismo y Albertismo, o marianismo, que es lo mismo. son dos meras maquinarias de poder que a nadie pueden ilusionar. Los españoles seguiremos votando contra alguien, entre el neo-comunismo podemita y la indecisión abascalista.

En paralelo: Vox no es ultraderecha. Podemos sí es ultraizquierda. Así, un católico suele puede votar a Vox entre los partidos parlamentarios... y con muchos reparos. ¡Abascal, despierte y sea coherente! O Vox habla en cristiano o, en efecto, usted habrá traicionado no sólo a los principios cristianos, sino también a los votantes católicos. Y sean muchos o pocos esos votantes, usted se diluirá en la nada o se convertirá en otro partido patriótico más. Recuerde que el patriotismo se define por sus apellidos. Si el patriotismo español considera que la unidad de España es, ante todo, un bien moral, estupendo, si no, no me sirve para mucho.