Si no es malo este chico... el pobre Patxi López portavoz parlamentario del PSOE, sólo es un poco bocazas. Uno de esos vascos a los que les dijeron aquello de "tú, Patxi, di siempre la verdad y si no fuera del todo verdad, pues... no dejes de repetirla y terminará por serlo".

La última de Patxi consiste en que Patxi ya ha puesto fecha, para la semana del 18 de octubre, a la investidura de Sánchez como jefe del Estado. Perdón, de gobierno. Con ello, le indica al Rey lo que tiene que hacer: nominarle cuanto antes porque, aunque las negociaciones con Puigdemont, Rufián -como su mismo nombre indica- Otegui y Ortúzar, por ese orden, ya están cerradas desde el 24 de julio, y esto por más que las baladronadas de los indepes se repiten cada semana para aparentar que se trata de conversaciones a cara de perro, lo cierto, insisto, es que todo esto es un paripé de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder con la ayuda de lo mejor de cada casa, un trágala para el conjunto de los españoles informados.

Además, el PSOE no ganó las elecciones pero Sánchez dice que sí y que tiene que ser presidente "porque yo lo valgo" y España no, que todavía huele a tocino rancio.

Ahora bien, no sólo darle órdenes, sino también ponerle calendario al Jefe del Estado... "escolta, Patxi, t'has passat".

En Hispanidad, por cierto, no vamos a defender al monarca. Se tiene que defender él solito, dejando de comportarse como el estafermo que ha sido hasta ahora: o bien nombrando a una tercera persona, ni Feijóo ni Sánchez, quien, obtuviera o no la aprobación parlamentaria, sirviera para poner a Sánchez en su sitio... o bien poniendo al ambicioso Sánchez en su sitio con la advertencia directa. Es decir, mire usted, don Pedro, con el apoyo de quienes pretenden destruir España -Bildu, Junts, ERC y PNV- no se puede presidir el gobierno de España.

Pero hay algo en lo que Patxi y la neo-grosera Pilar Alegría tienen razón, el tiempo vuela. Sobre todo, y esto no lo dicen ni Patxi ni doña Pilar, porque afrontar las consecuencias de las muchas bestialidades de Sánchez, siempre ha sido importante y ahora resulta urgente.

Un ajuste duro, y el síndrome de Estocolmo respecto a Mohamed VI quien ya posee su sexta columna en España. Porque Albares -¿Dónde se ha ido de vacaciones nuestro canciller, yo ya me sentía huérfano?- acaba de iniciar curso con un órdago. Según él, "la hoja de ruta con Marruecos está siendo un éxito y va a continuar".

Por tanto, en el horizonte ya ineludible, asoman dos desastres del Sanchismo: el ajuste duro de las cuentas públicas, pensiones incluidas, que desatará el descontento social y el síndrome de Estocolmo respecto a Mohamed VI, quien ya posee su sexta columna en España y considera que Ceuta y Melilla ya están maduras para lanzar el ataque final.