El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Vicente Guilarte, cargó en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum contra el “cambio de relato” que ha supuesto la ley de Amnistía. Si bien Guilarte asegura que no es cosa suya determinar la consitucionalidad de la ley de ambistía, abogó por no convertir a los jueces "en los malos del sistema". 

Guilarte opina que la Amnistía es "un instrumento para obtener la mayoría parlamentaria", pero ha significado convertir a los jueces que investigaron y juzgaron el ‘procés’ en “los malos”, con el “descrédito” del Poder Judicial que eso supone.

El magistrado se ha referido al presidente del tribunal que juzgó a los líderes independentistas y, que como él, ha sido acosado por los políticos independentistas, Manuel Marchena, afirmando que “en ese juicio se hico un servicio público inestimable” que “debemos agradecer”.

“Los que actuaron correctamente fueron los jueces. Y la idea del ‘déjennos en paz’ pretendía evitar que se cambiara el relato". Así pues, no le parece “nada adecuado el cambio del relato, que los que eran buenos, ahora son malos y que los malos sean ahora los buenos”, ha sentenciado Guilarte, quien ha manifestado que la tramitación de una ley de Amnistía “no puede conllevar un descrédito absoluto del Poder Judicial”.

Guilarte concluyó que, para pronunciarse sobre la aplicación de la ley de amnistía, están el Tribunal Constitucional y los Tribunales europeos, y "luego están las urnas”, por lo que su única preocupación, reiteró, es ese cambio de relato que ha denunciado.

Guilarte ha hablado también de la renovación del Consejo General del Poder Jucial, mostrándose optimista: “se va a producir un acuerdo para la renovación” en el plazo dado por la Comisión Europea, que expira a finales del mes de marzo. Aunque advierte, de no producirse el acuerdo, dimitiría: “No me gustaría ser juguete de algo que no controlo. Hay que renovar el Consejo y yo he proporcionado una idea, he intentado ayudar, que no aumenten los conflictos y si no se consigue (la renovación) yo creo que no pinto mucho”.

Aunque Guilarte apuesta por el modelo de renovación y cambio de sistema, puesto que a su parecer “el modelo actual ha entrado en crisis y tan importante como renovar el CGPJ es que el modelo futuro no incida en la polarización política”, apostó por que la renovación “vaya acompañada de una fórmula para solucionar los problemas que ahora se han detectado”.

Por eso defendió como “deseable” que de la renovación no “surgieran diez activistas que empezaran a cambiar cromos sin más criterio que el político” a la hora de nombrar al centenar de jueces que deben ocupar las vacantes en la judicatura, ya que parece que los juristas ya "sólo son conservadores o progresistas". 

Preguntado por si eso significa que respalda la posición del PP, que aboga por pactar una renovación y el cambio legislativo en paralelo, respondió: “Yo no doy la razón a nadie, sólo digo que busquen las fórmulas para superar la dicotomía parlamentaria”.

Insistió en la propuesta que él ofreció, en la que los jueces eligen a los jueces, asegurando que no entiende que algunos cuestionen si este sistema supondría una reducción de competencias para el CGPJ, sino más bien “reducir un poco la discrecionalidad". "Si objetivamos las condiciones para acceder a los altos tribunales, mejoraríamos el sistema” y se darían las condiciones para que “todo el mundo supiera como acceder a los puestos” gracias a la creación de un “tribunal especializado que pudiera contrastar mérito y capacidad”. Dirigiéndose a una mesa donde estaban jueces como Juan Carlos Campo o el Fiscal General, Álvaro García Ortiz, Guilarte aseguró que, por ejemplo, con su sistema, nadie duda de que magistrados como Celso (presidente TSJM) o Marchena, hubieran llegado a donde están.