Apenas hacía una horas que Pedro Sánchez, tras inclinarse, sumiso, antes los nacionalistas catalanes y vascos, había sido reelegido como presidente del Gobierno por otros cuatro años. Los antidisturbios cargaban contra los manifestantes ante la sede socialista de Ferraz con inusitada violencia. Violencia de la Policía Nacional, me refiero, no de los manifestantes.

No se engañen: al menos en la Policía Nacional, agrada el estilo Marlaska de leña al 'fachas'. Los antidisturbios no se sentían respaldados frente a los CDR pero sí por Sánchez, al arremeter contra los 'violentos' ultraderechistas

Los antidisturbios del ministro Marlaska, se ensañaban, no ya contra los manifestantes de Ferraz que protestaban contra la amnistía, sino contra los tranquilos paseantes de la calle Princesa, que nada tenían que ver con las protestas. Los chicos sentían el olor de la sangre y sabían que tenían barra libre con los fachas de los barrios madrileños de Argüelles y Chamberí, ya saben, barrios burgueses.

Además, ahora sí que se sentían respaldados por el Gobierno, no como cuando tuvieron que enfrentarse a los infinitamente más violentos CDR de los indepes catalanes.

Enfrente, una vez más, Feijóo huye de "los extremos" pero no se sabe hacia dónde huye. En cuanto a Santiago Abascal, critica muy bien y construye muy mal

Detrás, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, empeñado en seguir en el cargo... porque le encanta el cargo.

Además, aún no ha terminado su purga de fachas ni en la Policía Nacional ni en la Guardia Civil, a los que aún considera cuerpos machistas y homófobos cantidad. Una tarea a la que se aplica desde el mismísimo día en que accedió al cargo.

Enfrente, una vez más, el líder del PP, Alberto Núñez-Feijóo, huye de "los extremos". El problema es que no se sabe hacia dónde huye este hombre. Y Santiago Abascal, tras haber prescindido de muchos de los que podían considerarse una alternativa, se ha enroscado sobre un par de ideas, sin ofrecer alternativa. Es decir, que Abascal critica mejor que construye.

En las calles de España se está generando un curioso odio hacia el bien vestido: seguro que es un facha

Por cierto, no me resisto a destacar un movimiento que, posiblemente, al rebufo de la evolución ultraprogre del Gobierno Sánchez, se esta generando en España: el odio hacia el bien vestido... porque seguro que es un facha.

Un odio que va acompañado por un miedo a vestir bien, no ya con cierto decoro, sino con cierto gusto. En ellos y en ellas... no vaya a ser que me consideren ultra. ¿Esto es importante? Yo creo que sí, pero, antes de nada, resulta muy, muy ilustrativo.

Mientras, mano dura con los ultras: no son ultras pero es igual. Lo políticamente correcto, y es lo que acepta la gente, es que sí lo son.