Teresa Ribera se va a Europa, aunque sólo falta un pequeño trámite la próxima semana: el pleno de la Eurocámara votará al nuevo Ejecutivo comunitario... y previsiblemente empezará a trabajar el 1 de diciembre. 

Ya saben que no iba a dejar una silla (la que tenía en España) hasta tener atada otra (la europea), algo que ha enfadado bastante a Pedro Sánchez, así como el hecho de que no haya ayudado mucho ante la trágica DANA de Valencia. Ahora que ya tiene prácticamente asegurada el puesto en Bruselas, Ribera sí ha aceptado dejar los cargos de vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Eso sí, se ha optado por un cambio mínimo dentro del Gobierno: se ha elegido a su número dos y actual secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen. El sector energético español ha aplaudido este nombramiento que fuentes de Moncloa han confirmado a RTVE, aunque aún falta el nombramiento oficial en un Consejo de Ministros, porque es más moderada que Ribera y se entiende con todo el mundo. Eso sí, al sector le preocupa que se pueda elegir a Joan Groizard, tan talibán como Ribera o más, actual director general del IDAE como sucesor de Aagesen en la Secretaría de Estado de Energía. Veremos. 

Ribera lleva tiempo preparando su viaje a Bruselas, en concreto desde que aceptó liderar la lista del PSOE a las elecciones europeas del pasado junio, pero no tuvo ningún reparo en no recoger su acta de eurodiputada: o era vicepresidenta europea o comisaria... o nada y seguía con sus responsabilidades en el Gobierno Sánchez. Finalmente, ha conseguido lo primero, pues será vicepresidenta ejecutiva europea... y por tanto, número dos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Ribera asumirá el rimbombante cargo de vicepresidenta europea de Transición Justa, Limpia y Competitiva, así como responsable de Competencia, pero tendrá las manos bastante atadas porque Von der Leyen no quiere que la española actúe como activista ecologista y menos en cuestión de energía... Por eso ha intentado limitar su influencia en las decisiones futuras sobre cuestiones industriales, energéticas y climáticas, que dependerán más del francés Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial; el danés Dan Jørgensen, comisario de Energía y Vivienda; y el neerlandés Wopke Hoekstra, comisario de Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio; respectivamente.

Pero no sólo eso, Von der Leyen ha pedido expandir la energía nuclear y Ribera ya puede ser considerada como ‘Doña contradicciones’ porque ya ha hablado bien de la energía nuclear en algunos de sus exámenes para acceder a vicepresidenta y defenderá la nuclear en Bruselas y la COP29, mientras cierra reactores en España... y se queda tan ancha. Algo parecido le ha sucedido al socialista danés Dan Jørgensen, porque tenía una posición antinuclear, pero hace unas semanas ha considerado que la nuclear es necesaria en la descarbonización, para tener energía barata y romper con Rusia. “Sin la nuclear no lograremos los objetivos", llegó a referir. Y por cierto, al hilo de esto, no es baladí que la cuestión energética vaya a depender mucho más del francés Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial, que no depende de Ribera pues tiene también rango de vicepresidente... y apoya la nuclear. 

Ribera también será la responsable de Competencia, un caramelo envenenado que nadie quiere tener... y menos al tener que enfrentarse a grandes tecnológicas como Google y Facebook, entre otras. Margrethe Vestager le ha dejado el listón bastante alto a la talibana verde porque, aunque no ha podido hacer todo lo que pretendía, sí se ha atrevido a poner algunas multas.

Conviene recordar que Von der Leyen ha creado un Ejecutivo comunitario de ¡27 comisarios! para tener contentos a muchos Estados miembros, pero con una gran dispersión de funciones... y así se garantiza que es la única que manda. Y en el plano energético, la estrategia pasa por el famoso trilema energético (sostenibilidad, seguridad de suministro y precio asequible), por tanto, se tiene muy claro que, por ahora, Europa no puede prescindir de la energía nuclear ni del gas natural ni del carbón (del que depende en gran parte Polonia, hasta que su programa de construcción nuclear avance; pero también Alemania y cuyo fin en Italia la energética Enel ha fijado para 2027).