En un plúmbea e insoportable sesión del Congreso (aunque se celebrara en el Senado), con los chicos de Puigdemont jugando a adolescentes encabritados y caprichosos, con la petardísima exministra del propio Sánchez, Ione Belarra, jugando a fastidiar con sus aún más escuálidos escaños, a la malota de Yolanda Díaz, sucedió lo que estaba previsto que sucediera: el jueguito de venganzas hizo que Miriam Nogueras, portavoz de Junts, otra desequilibrada de la política española, amagara pero no golpeara y permitiera que el Gobierno aprobara sus decretos anti-crisis -una parodia- y sobre Justicia -más dinero para una justicia lenta e injusta-... no por falta de dinero. Entonces, tercer decreto sobre subsidio de desempleo, era el momento de protagonismo de Ione Belarra, ejemplo de la altura intelectual del Sanchismo, quien abofeteó a Sánchez en el rostro de Yolanda Díaz, la malota que le ha quitado el sillón a su amiga Irene (amiga de Ione y ex-compañera y hoy enemiga de Yolanda).

La política española se ha convertido en una suma algebraica de caprichos. El escuálido Podemos tumba el subsidio de desempleo, no porque no crea en él, es más, le parece escaso, sino para fastidiar a Yoli, que le ha quitado el sillón a Irene. Y eso es muy grave

Con la peculiar vara de medir de Marisu Montero, trilera mayor del reino, Moncloa concluirá que el PSOE ha vencido por 2 a 1. Lo cierto es que España ha perdido por tres a cero.

Un juego de adolescentes de los que se enfadan porque Fulanito está por menganita y no por mí.

Los decretos aprobados ayer en el Congreso reafirman dos cosas: políticamente, el poder de los menos de 400.000 votos de Puigdemont sobre los 47 millones de españoles. Económicamente es peor: consolidan la política de la subvención que nos ha llevado a la ruina.

¿Y por qué Sánchez no gira hacia el PP, cuando todo el mundo sabe que es lo que podría desatascar -que no mejorar- la situación? Porque entonces debería aceptar que Feijóo fuera el presidente

De paso, la política española se convierte en un suma algebraica de caprichos: el capricho de Sánchez por seguir en el sillón a toda costa, los caprichos del escuálido Podemos de Pablo Iglesias, que está muerto pero no lo sabe, con ese espectáculo pueril del dúo de amiguitas Ione e Irene, una Ione quien tumba el subsidio de desempleo, no porque no crea en ello, es más, le parece escaso, sino para fastidiar a Yoli, muy mala, que le ha quitado el sillón a la pobrecita Irene.

Sánchez: ¿qué más me da que humillen a los españoles mientras yo permanezca en Moncloa?

Y a todo esto, ¿por qué Sánchez no gira hacia el PP, manda a freír espárragos a Puchi y le para los pies al espertpento injurioso de Miriam Nogueras, cuando todo el mundo sabe que es lo que podría desatascar -que no mejorar- la situación? Pues porque entonces debería aceptar que Feijóo fuera el presidente como rector de la lista más votada.

El pensamiento del estadista Sánchez ahora mismo es muy simple: ¿qué más me da que humillen a los españoles mientras yo permanezca en Moncloa?

El Sanchismo es una barbaridad dirigida por un ególatra... que se está volviendo pueril.