En Argentina, la Cámara Federal de Casación Penal ha ratificado la pena a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua contra la expresidenta Cristina Fernández.

Esta sentencia, dictada a finales de 2022 pero que ahora ha sido ratificada, considera que la kirchnerista cometió un delito de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública dentro de la conocida como 'causa Vialidad (una trama para defraudar al Estado a través de la concesión de obras públicas).

No obstante, Fernández todavía puede recurrir al Tribunal Supremo argentino. Pero ya no podrá ser candidata a las elecciones parlamentarias de 2025.

Con su habitual demagogia, Fernández se ha escudado en argumentos feministas para auto exculparse: "Cuando sos mujer todo te lo hacen 20 veces más difícil y, si por algo me castigan, no solamente es por todo lo que hice sino porque soy mujer también. No se bancan discutir con una mujer y que no puedan tener razón". Y añadió: "No importa chicas, al lado de lo que han tenido que aguantar miles y miles de mujeres en condiciones horrendas, esto no lo veo como un sacrificio sino casi como una obligación de alguien que tiene un proyecto de país y un modelo de sociedad". 

Curiosamente, su amiga la ultraizquierdista española Irene Montero, de piel tan fina para denunciar la corrupción de los demás, no ha tardado en salir en defensa de Fernández (aquello de la doble vara de medir, ya saben): "Querida Cristina, estamos a tu lado para proteger la democracia de su golpismo".

Este severo varapalo al peronismo se une al hundimiento de su compañero en el anterior Gobierno, Alberto Fernández, acusado de maltrato por su expareja Fabiola Yáñez y acusado también de organizar fiestas en la residencia de Olivos mientras mantenía uno de los confinamientos más duros durante la pandemia...

Así que así ha acabado el peronismo kirchnerista: uno, acusado por pegar a su mujer, la otra condenada por corrupción...