En Argentina, el presidente Javier Milei no para de romper moldes y de atacar sistemas políticos basados en el omnímodo poder del Estado. Durante una reciente intervención, aseguró que iba renunciar a su "jubilación de privilegio" (que le corresponde por haber sido presidente) porque "si hago bien mi trabajo, después voy a poder seguir trabajando en el sector privado cuando deje este puesto".

En la misma intervención, Milei se autocalificó a sí mismo como “el topo dentro del Estado, soy quien destroza al Estado desde dentro“.

Y detalló: “Es como estar infiltrado en las filas del enemigo, la reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odia al Estado y yo odio tanto al Estado que estoy dispuesto a aguantar todo este tipo de mentiras, calumnias, insultos, tanto sobre mí como sobre mis seres queridos". 

 

 

También recientemente reveló que, en su programa de reformas, está tratando de adelgazar el tamaño del Estado despidiendo funcionarios: “Sabíamos que el programa iba a generar tensión social. Llevar la cantidad de ministerios a la mitad no fue gratis. Despedimos gente y vamos a terminar echando 75.000 personas y llevamos 25.000. Eliminamos las transferencias discrecionales, la obra pública y eliminamos contratos”. 

Con estas palabras, el presidente argentino lanza un dardo a los 'ñoquis', palabra con la que se conoce en Argentina a aquellos extrabajadores públicos que, una vez abandonan  el cargo continúan cobrando sin trabajar. CObran el día 29 dle mes... y ese día es tradición comer ñoquis... Demasiados sueldos por no hacer nada.