Balance del año 2022. Habrá que insistir: si planteáramos una encuesta global con una sola pregunta: "Cómo cree usted que va el mundo", ¿cuántos responderían 'que bien' o 'muy bien'? Pues eso.

No cabe duda de que 2022 ha sido el año de Joe Biden en el mundo y de Pedro Sánchez en España. Las redes sociales se equivocan pero no mienten acerca de lo que realmente piensa el pueblo... y entonces debemos concluir que el pueblo está convencido de que el hombre más poderoso del mundo es un anciano senil, que chochea, que no se entera ni de dónde está, que encima, en sus raros momentos de consciencia, se comporta de forma presuntuosa y engreída, pagado de sí mismo, que resulta la incoherencia máxima con sus propios principios, si es que le queda alguno que no consista en valorarse a sí mismo muy por encima de la media.

España, por su parte, está regida por el 'profanador' Sánchez, el ególatra carente de principio alguno, quien, con tal de mantenerse en el poder, es capaz de forjar un gobierno Frankenstein, formado por comunistas, separatistas y hasta filoterroristas, lo mejor de cada casa. Por eso resulta tan absurdo el llamamiento a la unidad de Felipe VI durante su discurso navideño y que en su sprint de año y en su comienzo del fin de legislatura, nos haya obsequiado con una batería de leyes que consagran el barbarismo salvaje que representa el Sanchismo: aborto, transexualidad, animalismo, etc. 

El mundo podrido de hoy se merece al chocheante y mezquino Biden y los españoles podridos de hoy nos merecemos a Sánchez, el ególatra profanador

En resumen, que el pudrimiento empieza a ser evidente... en España y en el mundo. Pero nada de abatimiento. Si esto ocurre es porque ha llegado el momento de que se cumplan aquellas palabras que no pasarán: "alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación". 

Ojo, el culpable no es 'Yayoyou', tampoco Sánchez, el profanador. Ellos son sólo manifestaciones públicas de nuestras miserias privadas. Cada país y cada mundo tiene el gobierno que se merece. El mundo podrido de hoy se merece al chocheante y mezquino Biden y los españoles podridos de hoy nos merecemos a Sánchez, el ególatra profanador. Es el momento de la Bestia... o de las dos bestias.

La solución a los males de Occidente no es el quietismo de Oriente sino recuperar el amor de Cristo

En la misma línea, la solución a los males de Occidente no es el quietismo de Oriente, el no hacer nada esperando tiempos más sensatos, sino en recuperar el amor de Cristo. No hay que cambiar los valores occidentales por el panteísmo oriental, fatalista y estéril, Lo que hay que hacer es recuperar la libertad cristiana, del hombre sabedor de que con cada ser libre comienza la historia y de que cada hombre debe elegir entre el bien y el mal, siempre consciente de que "si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes". No existe el destino pero sí la Providencia, seres creados libres que deben elegir, pero que si eligen el abandono en las manos de Dios saben que irán de derrota en derrota hasta la victoria final. El año 2023 va a resultar de lo más interesante.