Entre atropellos, apuñalamientos y violaciones a mujeres la invasión musulmana de Europa, hasta ahora más o menos sostenible, se empieza a volver violenta. Los mahometanos nunca se han integrado en Occidente, simplemente pretenden imponer su ley en Europa y ya sabemos en qué consiste su ley.

Un afgano, al parecer sin necesidad de estar integrado en un grupo yihadista, arremete con su coche contra una manifestación y hiere a 28 personas, algunas graves. Era un solicitante de asilo en Alemania pero, al parecer, no podía soportar el espectáculo de gente protestando. En Afganistán, de donde se supone que ha huido, nadie protesta.
Por cierto, el termino yihadista es muy engañoso. Los grupos yihadistas armados no se forman en un día. Los violentos de ahora mismo no son yihadistas organizados, son musulmanes sin organizar y operan como tales, porque el Corán ni tan siquiera admite pactos con los infieles. Para ellos, el mismo sistema de vida occidentales es un insulto a su fe. Eso sí, no hacen ascos a las subvenciones que les pagamos con nuestros impuestos para que vivan sin trabajar y muchos de ellos tiene 24 horas diarias para odiar a Occidente,
Buena prueba de lo que digo es que la violencia islámica es mayor en los países que más les han acogido: atropellos en Alemania, barriadas tomadas en Bélgica, apuñalamientos en Francia, violencia callejera en Reino Unido y violaciones disparadas en todo el continente.
Pero lo más inexplicable es que, ante esas evidencias, Europa cierra los ojos. La rueda de prensa sin preguntas del aún canciller alemán Olaf Scholz, fue para llorar: que no cunda la violencia, por favor. Pero canciller, si la violencia ya ha cundido.
Europa ha renunciado a la legítima defensa... pues entonces ya ha perdido la guerra.
Por cierto, para muchos musulmanes la mujer europea, por su simple forma de vestir, es una prostituta, que sólo sirve para ser violada. Se han disparado en toda Europa, lo que ahora llamamos, gracias al cretinismo de feministas como Irene Montero y compañía, como 'agresiones sexuales', de musulmanes -insisto en llamarles por su nexo común, que es la religión mahometana- a mujeres europeas.
Mientras, los 'Marlaskas' europeos, esos señores que sienten una maléfica atracción por lo islámico, ocultan las violaciones o sencillamente mienten... porque Marruecos -o quien sea- es nuestro amigo.
¡Mira que somos idiotas!