Europa vuelve a la carga contra Hungría: queda un año para las elecciones y desde Bruselas tienen que hacer todo lo posible para que el ultra de Viktor Orbán no gane, o al menos no lo haga con absoluta, como viene siendo habitual.
Solo recordamos unos meses de 'paz' entre Úrsula y el húngaro, justo cuando la alemana necesitaba de Orbán para acordar los fondos para dar ayuda a Ucrania en la guerra y aprobar la apertura de negociaciones para que el país capitaneado por Volodímir Zelenski pudiera adhesionarse a la Unión Europea. Orbán se negaba, y mágicamente se desbloquearon parte de los fondos que la propia Bruselas bloqueó, en concreto 10.200 millones de euros.
Eso ocurrió hace un año, y desde entonces se ha vuelto al acoso y derribo contra el Primer Ministro. Ahora el tribunal más alto de la UE ha fallado que Hungría debe registrar la "identidad vivida" de las personas transgénero, citando las reglas de protección de datos del bloque.
"El Tribunal observa que, bajo el RGPD (reglas de protección de datos), la persona interesada tiene el derecho de obtener la rectificación de datos personales inexactos", asegura el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Y es que en 2020 Orbán prohibió el registro oficial del cambio de sexo y el reconocimiento legal de las identidades de las personas transgénero.
El caso parte de la denuncia en 2022 de una persona transgénero iraní que está en Hungría en calidad de refugiado: solicitó que se modificara el registro oficial en el que figuraba como mujer, es decir, su sexo biológico. Las autoridades, basándose en la ley húngara negaron la modificación, argumentando que no había demostrado que se hubiera sometido a una cirugía de resignación de sexo. La iraní denunció su caso ante el Tribunal Superior de Budapest, que consultó al tribunal europeo. Ahora el tribunal nacional tiene que fallar en base a la decisión del tribunal de la UE.
Orbán no gusta en Bruselas, principalmente porque no atiende a los criterios progresistas, por tanto debe ser eliminado, la injerencia europea es más que obvia: si no le gusta lo que los ciudadanos voten, toman medidas. Y con Orbán la ofensiva comienza en campaña.
Pero claro, es que Orbán dice cosas como que en "En Bruselas se persigue a familias y se pisotean los valores cristianos de Europa", añadiendo que "no se dan cuenta de que Europa está perdiendo sus valores fundamentales". Y eso no se puede tolerar.