Mientras tanto, los grandes anunciantes continúan su chantaje para que Twitter siga siendo un instrumento del NOM
Esta semana, la actualidad informativa estadounidense ha estado centrada en la adquisición de la red social Twitter, por el hombre más rico del mundo, Elon Musk. La compra de Twitter por parte de Musk, no ha resultado sencilla por la oposición de la progresía mediática, a pesar de la elevada oferta económica, que asciende a 43.000 millones de dólares. Musk ya había adquirido más del 9% de la red social, y en días previos a la aceptación de su oferta, el multimillonario mostró su conformidad con un tweet de David Sacks, co-fundador de la firma de capital riesgo Craft Ventures, que afirmaba que “si el juego es justo, Elon comprará Twitter. Si el juego está manipulado, habrá alguna razón por la que no podrá…Vamos a descubrir cuan profunda es la corrupción”.
El control de Twitter por parte de Musk le preocupa a la progresía mediática. No es que Musk sea precisamente un conservador, pero sí es cierto que siempre ha mostrado su preocupación por la defensa de la libertad de expresión, y ha manifestado en los últimos años su inquietud por la censura en las redes sociales y la imposición del pensamiento único progresista en las mismas. A tal efecto, cabe recordar que Twitter y Facebook censuraron abiertamente al expresidente Donald Trump, para beneficiar electoralmente a Joe Biden y los demócratas.
Aumentan las evidencias en la investigación de la corrupción del clan Biden
Durante la campaña presidencial de 2020, el diario New York Post publicó noticias acerca de presuntas actuaciones de tráfico de influencias y corrupción, cometidas por Hunter Biden, con la ayuda de su padre, Joe Biden. Dicha información procedía de un ordenador portátil propiedad de Hunter, que él mismo abandonó en una tienda de reparaciones, en Delaware. Los medios de comunicación negaron la autenticidad de la historia, calificaron el asunto del portátil como un “bulo ruso” y censuraron las informaciones sobre corrupción del clan Biden, en las semanas previas a las elecciones. Así, cuando el New York Post, el cuarto periódico de mayor circulación del país, trató de publicar sus artículos sobre la corrupción del clan Biden en Twitter, la red social dirigida entonces por el progresista multimillonario Jack Dorsey, censuró al rotativo neoyorquino. Como consecuencia de esta actuación, el entonces CEO y cofundador de Twitter, Jack Dorsey, tuvo que comparecer ante el Comité de Comercio del Senado. En sede parlamentaria, Dorsey afirmó que el motivo de la censura a las noticias acerca de la corrupción de los Biden era que “no está claro el origen de la información”. Al pronunciar esta sorprendente explicación, el senador republicano por Texas, Ted Cruz cuestionó a Dorsey, con una contundencia que todavía atestiguan los diarios de sesiones de la Cámara: ¿Quién demonios le ha elegido a usted para decidir sobre qué pueden informar los medios de comunicación y qué es lo que los americanos tienen derecho a escuchar? Cruz también le recordó a Dorsey que, si el motivo por el cual bloqueaba las noticias era por no conocer la fuente, en ese caso sería el fin de la libertad de la prensa y de la profesión del periodismo.
Con el paso de tiempo se ha demostrado la autenticidad de dichas informaciones y, por supuesto, nadie ha asumido su responsabilidad. Nunca lo olviden, la esencia del progresismo es la impunidad.
El senador Ted Cruz a Jack Dorsey: bloquear una noticia porque se desconoce la fuente, supone el fin del periodismo
Sin embargo, con la llegada de Musk a Twitter, parece que soplan nuevos vientos de libertad. Preguntado sobre este deleznable episodio de vulneración del derecho a la información, Musk ha afirmado que “suspender la cuenta de Twitter de uno de los principales medios de comunicación que había publicado una historia veraz, es increíblemente inapropiado”.
La censura sufrida por el expresidente Donald Trump en redes sociales, hasta tal punto que sus cuentas en Twitter y Facebook fueron clausuradas, le llevó a crear su propia red social, Truth Social (“Verdad Social”), que salió a la luz el pasado mes de febrero, y al frente de la misma se situó Devin Nunes, hasta entonces congresista republicano por California, que llegó a ostentar la presidencia del Comité de Inteligencia del Congreso.
Lo que queda claro es que la imposición de la censura progresista no le ha sentado bien a Twitter, por cuanto, como cuenta Just the News, Truth Social se ha convertido en la app más descargada en Apple Store, superando a la propia Twitter. De ello, se ha hecho eco el flamante nuevo dueño de Twitter, Elon Musk, quien ha señalado precisamente por medio de un tweet que “Truth Social está venciendo a Twitter&TikTok en el Apple Store”.
Tal es el éxito de la nueva red social que Trump ha asegurado que no regresará a Twitter y que permanecerá en su red social Truth Social, aunque Twitter ahora en manos de Musk, decida rehabilitar su cuenta que fue injustamente clausurada.
Y mientras tanto, sigue avanzando la investigación sobre la corrupción de Joe y Hunter Biden. Así, informa el diario Daily Mail que los registros financieros revelan que Biden obtuvo unos ingresos no justificados por un importe de más de cinco millones de dólares, que podrían tener su origen en la percepción de una comisión del 10% sobre los fraudulentos negocios en China de su hijo Hunter.
El veterano senador republicano por Iowa, Chuck Grassley, en declaraciones al Daily Mail, ha señalado que “La evidencia de la conexión financiera y empresarial del presidente Biden con su hijo Hunter sigue creciendo. Es imperativo que la primera familia le demuestre al pueblo americano la transparencia que este merece”. Y más allá, Grassley ha exigido al Departamento de Justicia que investigue “si Hunter Biden se registró como un agente en el exterior en sus acuerdos comerciales con la compañía energética CEFC, dependiente del régimen comunista chino, por cuanto dicha compañía estaba persiguiendo incrementar su influencia en EEUU cuando se asoció con los Biden”.
En el mismo sentido, el también senador republicano Bill Hagerty ha señalado “me reafirmo en la denuncia de los evidentes conflictos de interés del presidente Biden en el caso de Hunter Biden”
Mientras tanto, las grandes tecnológicas siguen su acoso hacia los conservadores estadounidenses. Esta semana, el gigante tecnológico Google, vuelve a estar en el centro de la polémica. La presidenta del Partido Republicano, Ronna McDaniel ha denunciado que, en el marco de las elecciones de mitad de mandato del mes de noviembre, donde se renueva la totalidad del Congreso, un tercio del Senado y 36 de los 50 gobernadores estatales, Google vuelve a censurar a los candidatos republicanos y a beneficiar a los demócratas, esta vez a través de su servicio de correo electrónico Gmail.
Así, el Partido Republicano, el Comité Nacional Republicano en el Congreso y el Comité Nacional Republicano en el Senado, han presentado una queja ante la Comisión Federal Electoral, aportando como evidencia un estudio dirigido por la Universidad de Carolina del Norte que acredita que, en Gmail, mientras que la amplia mayoría de los correos de campaña de los candidatos demócratas se recibe correctamente, más de dos tercios de los correos de los candidatos republicanos se remiten a la carpeta de spam o no deseado, para impedir que los electores reciban información de los conservadores.
Las grandes tecnológicas siguen su ofensiva contra los republicanos estadounidenses… en beneficio de Biden y los demócratas