Que el presidente del Gobierno español, desde mañana presidente de turno de la UE, hable de América Latina y El Caribe, en lugar de referirse al mundo hispano como Hispanoamérica o Iberoamérica, es la mejor demostración de la despersonalización que sufre la clase política española. 

Mire usted: señor Sanchez, lo de 'Latinoamérica' se lo inventó Napoleón III para justificar su invasión de México y meter al Caribe, el patio de atrás de Estados Unidos, que el mundo anglosajón utiliza para sus paraísos fiscales, y donde se encuentra la República Dominicana, conocida como "La Española" es... como para mandarle a freír gárgaras.

Don Pedro también se refirió a la situación nacional: la culpa de su fracaso el 28-M la tuvo Podemos por dividirse, y la abstención. De otra forma, el PSOE hubiese arrasado.

Luego está lo de Extremadura, que es gravísimo. El hombre que no sólo pactó sino que introdujo a los comunistas en el Gobierno de España, se escandaliza de que el PP pacte en regiones con un partido como Vox, que no es ultra -podemos sí lo es, porque es comunista- sino de origen cristiano. Por cierto, muy buena la pregunta de la periodista adicta: ¿Qué le parece a usted, señor Sánchez, lo de María Guardiola? ¿A que le parece fatal? Pues sí, le parecía fatal.

El nuevo presidente de la UE, Pedro Sánchez asegura que quien no pone la bandera gay en el balcón está retrocediendo en derechos... "obscenamente"

Naturalmente, Sánchez volvió a insistir en que la economía española va bien... justo el día en que la Unión Europea, que ahora preside, vuelve a recordarle que España es el país con más parados de Europa. Es igual: Sánchez sigue insistiendo en que somos la economía más pujante de Europa.

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En su locura argumental, Sánchez ha llegado a decir que quitar la bandera gay de los establecimientos públicos es un "recorte de derechos", así, recorte de derechos.    

Vamos con el Consejo Europeo. Dos cuestiones han sido las tratadas en la actual reunión de los líderes de la UE, en la que la estrella invitada y, si no, él se encargará de forjar tal figura, es Pedro Sánchez Pérez-Castejón, que inaugurará su semestre con una peregrinación a Kiev para ver a su héroe, Zelensky,

Polonia y Hungría, los malos de la película en materia de inmigración. Como son dos países cristianos Sánchez les insulta llamándoles ultras. De hecho, Sánchez aludió a ellos sin citarles, acusándoles de cerriles.

La verdad es que en materia migratoria, y de refugiados, Polonia ha sido el ejemplo de Europa, porque ha acogido más refugiados ucranianos que el resto del continente europeo junto. Que ahora sea tildada de xenófoba por los estiraditos de Bruselas es como para echarse a temblar.

El plan europeo consiste en una melonada de ricos: cuota de emigrantes por países susceptibles de librarse del inmigrante pagando. Es como la Semana Trágica de principios del siglo XX: los ricos libraban con dinero a sus hijos de ir a la guerra. 

Además, Polonia y Hungría, al igual que Italia de Meloni, tienen claro que la migración, de suyo, es mala. Es mejor ayudarles en sus países para que no tengan que emigrar. Pero no como hace Europa, que ofrece a Túnez 1.000 millones de euros, no para sus clases más desfavorecidas, sino para que "vigilen sus costas", es decir, para que hagan ellos de represores y no nos molesten. 

Y lo mejor: China. Por lo poco que ha trascendido, Bruselas sigue comportándose con el fatalismo de siempre: abrir sus fronteras al capitalismo comunista chino. Europa está jugando el papelón de blanquear a China ante Occidente. A cambio, China nos arruina y la tiranía permanece.

Pero todo cambiará con Sánchez como presidente de la Unión Europea: para peor.