Estados Unidos vive la obsesión anti-Trump.

Hablábamos en Hispanidad del debate del expresidente de Estados Unidos Donald Trump y la vicepresidenta, Kamala Harris, en la cadena de televisión ABC News de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. El debate fue un tres contra uno, con los dos moderadores, David Muir y Linsey Davis, de parte de Harris, mientras los candidatos debatían sobre economía, Israel, Ucrania o energía. 

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Pese a la diferencia numérica, Trump consiguió dar grandes momentos contra Harris, que en ocasiones se quedó sin saber qué contestar. Por ejemplo, cuando el expresidente la acusó de no tener programa y de cambiar radicalmente sus posiciones políticas, de cuando era candidata a la vicepresidencia y se mostraba mucho más radical, a ahora que va a por la presidencia, cuando da un perfil mucho más centrado y modera, incluso copiando alguno de los puntos del programa de Trump. 

Trump también le recordó su pasividad y su mala acción en la frontera. 

Reproche que también llevó al resto de políticas, puesto que en estos cuatro años, Kamala no ha hecho nada ni ha intentado hacer nada de lo que ahora promete.

Trump no es amigo de lo políticamente correcto, y también quedó claro en más de un momento en el debate.