Pese a los esfuerzos mediáticos por censurar la sola mención de la existencia de fraude en las elecciones presidenciales, las acusaciones de tal delito van tomando cuerpo en todos los frentes.

En el ámbito judicial, el equipo jurídico del presidente Trump ha logrado su primera gran victoria en Pensilvania. Así, los tribunales del Estado han fallado anular los votos emitidos por correo en los que no se podía identificar al votante que los emitía antes de la fecha límite y de los que, por tanto, no se podía acreditar su validez. En el fallo, la magistrada presidenta de la Corte, Mary Hannah Leavitt, argumenta que la secretaria de Estado de Pensilvania, Kathy Boockvar, del Partido Demócrata, incumplió la normativa electoral del Estado. Se trata de una gran victoria que puede abrir paso a la estimación del resto de las impugnaciones desarrolladas en relación con el fraude electoral. Así, como informa the Epoch Times, hay más de 100.000 votos en Pensilvania sobre los que existen indicios de alteración de la fecha de los mismos, con lo que podrían también ser considerados como inválidos y provocar un vuelco electoral en el Estado.

También en el plano judicial, si anunciábamos que a la decisión del Fiscal General de EEUU de autorizar al Departamento de Justicia a investigar las acusaciones de fraude electoral, se habían unido los Fiscales Generales de Kentucky y Misuri, hoy también su homólogo de Tennessee Herbert Slatery se ha unido a la autorización para investigar el fraude.

En el ámbito ciudadano, son los propios votantes los que están estimulando la denuncia de los fraudes acaecidos. Es el caso de Michigan, donde son los mismos ciudadanos los que están promoviendo procedimientos judiciales para invalidar más de un millón de votos sobre los que hay indicios de fraude. Es precisamente en este Estado donde frente al acoso mediático, muchos ciudadanos están declarando bajo juramento que han sido testigos de irregularidades. Es el caso de Jessy Jacob, empleado del Ayuntamiento de Detroit, el principal feudo demócrata del Estado, donde existen más acusaciones de fraude. Así Jacob, como informa Just the News, ha declarado que ha observado personalmente cómo se manipularon las fechas de los votos por correo, para que aparecieran como emitidos el día de las elecciones, cuando eran de fecha posterior y, por tanto, inválidos.

Mientras tanto, a pesar de que Joe Biden se ha proclamado presidente sin confirmación oficial, el recuento prosigue en varios Estados. En el Estado de Georgia, donde la ventaja de Biden es de apenas 14.000 votos, las irregularidades acaecidas han llevado al secretario de Estado, Brad Raffensperger, competente en materia de procesos electorales en el Estado, a anunciar que se procederá a un nuevo recuento de los votos y que este será a mano. Esta cuestión es relevante por cuanto como apuntamos, las acusaciones de fraude no sólo abarcan la introducción de votos de dudosa validez sino que también afecta al propio sistema electrónico de votación.

También prosigue el recuento en Arizona. Sin embargo, en este Estado los demócratas utilizaron la táctica contraria. Como durante la noche electoral tenían ventaja en el Estado se atribuyeron la victoria. Sin embargo, todavía continúa el recuento y la ventaja que tenía Biden se ha reducido a apenas 0,3 puntos, y sigue acercándose cada vez más Trump, faltando todavía miles de votos por recontar.

Los indicios de fraude comienzan a ser tan evidentes que también en las redes sociales corre el siguiente esquema acerca de cómo los medios de comunicación están informando acerca de las acusaciones de fraude electoral: 

Ahora mismo, nos encontraríamos en la fase cuatro, ya que en relación con la decisión de los tribunales de Pensilvania de invalidar los votos por correo que debieron ser inadmitidos por carecer de identificación, los medios de comunicación informan que aunque se invaliden, no afectarán al resultado final.

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