Gracias al espantajo ultra, lanzado por la propia izquierda y derecha francesas, por el PSOE y el PP de allende los Pirineos, con el apoyo de Emmanuel 'Lolito' Macron, un banquero de inversión de izquierdas y masoncete en los ratos libres que le permite su narcisismo, la extrema izquierda de Jean-Luc Mélanchon ha ganado las elecciones legislativas francesas.

El líder de Francia Insumisa, el Podemos galo, el nuevo líder comunista de Francia Insumisa quiere ser primer ministro. Natural. es el partido más votado.

Lo más grave: el cristianismo pasa a ser ultraderecha. Por cierto, ¿Le Pen es católica? No, pero peor es Mélenchon que Le Pen, porque peor es el comunismo que el fascismo: mató a más gente. Además, la una es agnóstica, el otro cristófobo

No sólo eso: Macron ha conseguido no perder comba y se ha situado en segundo lugar tras su alianza con los comunistas, desplazando al tercer puesto -aunque ha aumentado el número de diputados- a la Agrupación Nacional, primero en las encuestas, de Marine Le Pen. Ya saben , la ultra-derecha señalada desde la Eurocopa por ese ramillete de virtudes -valores republicanos- que es la estrella futbolística Kylian Mbappé.

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A todo esto, ¿me gusta Marine le Pen? No, su partido es ateo, es la nueva derecha francesa, agnóstica que se aprovecha del miedo que, en el reinante cristianismo tibio, provoca la llamada multiculturalidad, consistente en dejar de ser cristiano, primero porque el cristianismo es exigente, segundo para que no se ofendan aquellos a quienes estás acogiendo, en lugar de evangelizarles... porque tú ya no crees en el Evangelio de Cristo. De hecho, de todo ello se aprovecha la agnóstica Le Pen, que no supone sino la herejía modernista de principios del siglo XX que, en teoría, no pretende destruir el cristianismo por la fuerza -¡Ojalá!- sino por la tibieza.

Emmanuel Macrón elevó el crimen más cobarde, el aborto, a la categoría de derecho constitucional: eso lo dice todo sobre este personajete

Ahora bien, con esta premisa, lo que ha ocurrido en Francia en la segunda vuelta de las legislativas -domingo 7 de julio-, es que el PP y el PSOE francés se unen a la extrema izquierda comunista para... dar el triunfo al comunista Mélanchon.

Para entendernos, la tradición republicana no podía dejar pasar a la extrema derecha y al fascismo en Francia... pero sí a la extrema izquierda y al comunismo. Paralelismo: es como si, en España, unidos PP y PSOE, más el inclasificable 'Lolito' Macron, le hubieran dado la victoria en España a Pablo Iglesias o a Yolanda Díaz.

Ha ganado el Frente Popular francés y Europa aplaude.

Lo que significa que Europa, tras la legislativas francesas, está volviendo al comunismo y a las guerras civiles. Europa se hace comunista, pero ya no se llama así: ahora es la podemita Francia Insumisa.

En 1789, la Revolución destruyó la Francia católica, ahora Francia destruye la Europa cristiana bajo el principio de que cristianismo es igual a fascismo: ¡tiene bemoles, la copla!

Para entendernos: ha ganado el Frente Popular, la misma fuerza que, en la España de 1936, provocó la mayor matanza de católicos del mundo moderno y nos llevó a la Guerra Civil.

Lo más grave: el cristianismo se convierte en ultraderecha. Insisto, ¿Le Pen es católica? No, pero peor es Mélenchon que Le Pen, porque peor es el comunismo que el fascismo: mató a más gente. Además, la una es agnóstica, el otro cristófobo declarado.

¿Y qué me dicen del exbanquero de inversión Emmanuel Macrón? Elevó el crimen más cobarde, el aborto, a la categoría de derecho constitucional: eso lo dice todo sobre este personajete.

Conclusión: en 1789, la Revolución destruyó la Francia católica, ahora Francia destruye la Europa cristiana bajo el principio de que cristianismo es igual a fascismo.

En Francia ha ganado Podemos. Me da igual que se peleen entre ellos porque, recuerden, en España Podemos no ha muerto, el que ha muerto es Pablo Iglesias y su egolatría. Podemos ganó porque le comió el coco a Pedro Sánchez, que hoy es el primer podemita, un extremista con corbata, más peligroso que Pablo Iglesias

A lo mejor, si desapareciera Francia, los europeos sólo echaríamos de menos el queso francés.

En Francia ha ganado Podemos. Me da igual que se peleen entre ellos porque, recuerden, en España Podemos no ha muerto, el que ha muerto es Pablo Iglesias y su egolatría. Podemos ganó porque le comió el coco a Pedro Sánchez, que es hoy es el primer podemita, un extremista con corbata, más peligroso que Pablo Iglesias. Podemos gobierna hoy en España bajo la batuta de Pablo Iglesias, un personaje sin ideología y sin ideas pero siempre dispuesto a navegar donde sople el viento, le lleve donde nos lleve.

Francia Insumisa es un movimiento, no un partido. Tras la caída del muro de Berlín, había que desmarcarse del comunismo pero seguir siendo estalinista y, sobre todo, con la misma raíz marxista de siempre: la cristofobia violenta.