El emir asegura que tiene una gran confianza en la fortaleza de la economía española: yo diría que en lo que tiene confianza es en el dividendo de las grandes empresas españolas
Asombra la actitud genuflexa del Gobierno de España y la del Rey Felipe VI incluido, con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani. No se ha reparado en gastos ni en fastos y su majestad oriental ha respondido con el anuncio de nuevas inversiones por valor de 5.000 millones de dólares (unos 4.700 millones de euros).
En principio, la inversión extranjera en España es buena. Eso sí, conviene distinguir entre las inversiones industriales, antes llamadas directas, y las inversiones de cartera, estrictamente financieras.
Por ejemplo, el 9% de Iberdrola adquirido por Catar no supone un gesto de los pérsicos hacia España: lo que se supone es que le han comprado a los propietarios de ese 9% sus títulos para poder acceder a unos dividendos seguros como son los de la eléctrica. El artículo de Ignacio S. Galán dando la bienvenida a 'Mister Marshall' Al Thani sobraba.
¿Quién le hace el favor a quién? ¿Catar a España o España a Catar?
El emir asegura que tiene una gran confianza en la fortaleza de la economía española: yo diría que en lo que tiene confianza es en el dividendo de las grandes empresas españolas, posible gracias a una capacidad industrial que Catar no posee.
Más ejemplos. Catar ha realizado un suculento negocio en España a costa de El Corte Inglés. No invirtió en su accionariado, lo que hizo fue dar un crédito del que ya extrajo sus réditos y ahora aguarda a que se normalice la situación en los grandes almacenes para marcharse con plusvalía de su capital. De favor a El Corte Inglés nada, más bien al revés.
Los cataríes nunca desaprovechan la desgracia ajena, ya sea el Mundial de Catar, construido con mano de obra esclava, o la guerra de Ucrania, para colocar su gas como sustituto del de Rusia. Y a un altísimo precio
En cualquier caso, el emir Al Thani anuncia, dadivoso, nuevas inversiones. Ojo, inversiones de cartera, puramente financieras, como la de Iberdrola o IAG. Inversión que no crea puestos de trabajo, que se coloca en empresas que ya están en marcha, en un mero intercambio de cromos que nada tiene de creación de puestos de trabajo, invierten en los accionariados de quien los ha creado. Puede resultar interesante, ciertamente, atraer todo tipo de inversiones extranjeras, pero rendir pleitesía a quien está haciendo buenos negocios, si no a tu costa sí gracias a ti y porque necesita rentabilizar sus petrodólares... pues hombre, no es como para inclinar el lomo.
Sobre todo con los cataríes, que nunca desaprovechan la desgracia ajena. Ya sea el Mundial de Catar, construido con mano de obra esclava, o la guerra de Ucrania para colocar su gas (tiene la tercera mayor reserva del mundo) como sustituto del gas maldecido de Rusia. Y a un altísimo precio, por cierto.
Qatar continúa apoyando a Hamas, cada vez más parecido a un grupo terrorista. Los israelíes se lo permiten para evitar que la desesperación no radicalice aún más la Franja de Gaza, pero le vigilan
Ahora mismo, Al Thani busca desesperado nuevas oportunidades de inversión porque no sabe dónde colocar su liquidez, producto, por cierto, de un petróleo por encima de los 100 dólares que ha inundado de liquidez a los cataríes. En resumen; ¿quién le hace le favor a quién? ¿Catar a España o España a Catar?
Pero hay más: Catar continúa apoyando a Hamas, cada vez más parecido a un grupo terrorista. Los israelíes se lo permiten para evitar que la desesperación no radicalice aún más la Franja de Gaza. Es decir, permiten que done alimentos y vigila que no done armas o logística a Hamas para atentar contra el Estado hebreo.