De fuentes monclovitas, un complejo donde trabajan cientos de funcionarios y el sitio donde menos se ama a Sánchez y más se teme a Sánchez: Macrón no invitó a París al presidente del gobierno español. El gabacho pretendía una Cumbre de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia y de los funcionarios de Bruselas (Von der Leyen y Antonio Costa) que siempre hacen bonito y cumplen su papel de 'Sí-Señor'. Bueno sí, con Dinamarca presente, ese gran país helado, gracias a Groenlandia, pues invitada fue su primera ministra, Mette Frederiksen, aunque sólo para fastidiar a Donald Trump, que pretende comprar la enorme isla. También estaba el polaco Donald Tusk, casi una nota de color: un personaje menor que, en uno de los pocos países católicos que aún quedan en Europa se ha colado a lo Sánchez en el poder, con alianzas inconfesables con lo peor de la Polonia eslava.
Y el convidado más relevante, para desgracia de todos: el secretario general de la OTAN, el peligroso holandés Mark Rutte, el más woke de todos los woke europeos, que son legión... y que sería uno de los protagonistas de la sesión.
Macron no invitó a Sánchez a París
A Macron, España, como buen francés ilustrado, le sobra. A la masonería francesa nunca le ha gustado la católica España, al menos en su historia. Ni tan siquiera les gusta Pedro Sánchez, un aprendiz del Nuevo Orden Mundial (NOM), es decir, de la masonería del siglo XXI. Y no: a la masonería francesa nunca le ha gustado España, tampoco cuando, como ahora mismo, está regida por el aprendiz Pedro.
Cuidado: en un primer momento de la convocatoria de la Cumbre, Macron no invita a Pedro Sánchez pero luego tiene que transigir. De hecho, en la Cumbre de París estuvieron presentes ocho países: Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, España. Polonia (el amigo Tusk) y Dinamarca. Pero la Unión Europea está formada por 27 países, amigo Emmanuel.
Sánchez, en un primer momento, no sin razón, montó en cólera y se hizo invitar. El presumido de Macron cedió, en cuanto cayó en la cuenta de que no puede liderar Europa, que es lo que pretende, sin ser al menos 'protocolariamente' aceptado por España como líder. De inmediato, digo, transigió y el Falcon de Pedro, su mejor compañero, despegó rumbo a París.
Eso sí, el secretario general de la OTAN, Marc Rutte, rompió de inmediato el necesario consenso de la reunión al volver a exigir a Sánchez que se comprometa con la defensa europea. Estaba quemado el de Países Bajos. Ese mismo día, lunes 17 de febrero, Rutte se había despertado con la portada de El País, en exclusiva filtrada desde Moncloa: "España prevé duplicar su gasto en defensa en 36.500 millones en cinco años". Lo que se presentaba como un gran alarde presupuestario no era sino el empecinamiento de Sánchez en no llegar hasta el 2% del PIB en gasto en Defensa antes de 2030, cuando lo que le había pedido en Madrid, apenas 10 días antes, el holandés errante, mister Rutte, otro que odia a España, aunque aquí tenga razón, era que España subiera ya mismo, del 1,3 actual hasta el 3% del PIB en gasto militar o, que al menos se comprometiera a ello a fecha fija.
A todo esto, Sánchez sigue hablando de que Europa no puede entrar en una "deriva militarista". Eso queda bien en un mitin, del PSOE pero no cuando Donald Trump, harto de que Estados Unidos defienda a Europa, exige que Europa se defienda a sí misma.
Este se hizo invitar y el jefe de la OTAN, Mark Rutte, aprovechó para criticarle su falta de compromiso en la defensa de Europa. Es decir, en el presupuesto militar español
No, de la Cumbre de París no ha salido ningún ejército común europeo pero sí se ha mostrado, una vez más, que en lo único en lo que está unida la Unión Europea es en la venenosa ideología woke, ese nihilismo contemporáneo, enconadamente cristofóbico, que ha olvidado las palabras de San Juan Pablo II, uno de los flagrantes intelectuales europeos del siglo XX, en Santiago de Compostela, hace ahora 4 años: "Europa, sé tu misma, recupera tus raíces cristianas".
¿Que cómo puede Europa caminar hacia una defensa común sin caer en la insana 'deriva militarista'? Pues con la reinstauración de la conscripción, en todos los países miembros. Sí, reanudar el Servicio Militar Obligatorio. Sánchez no lo hará, porque para el tonti-progresismo que le mantiene y que ahora alimenta con el dinero de los demás, la milicia es violencia (los milicianos no, esos son demócratas).
Si quieres que los europeos se defiendan a sí mismos, no aumentes el gasto militar: reinstaura el servicio militar obligatorio
La cumbre de París ha sido un crisis fallida. Primero, porque, al fondo, persiste un continente creado y criado por la Cristiandad, pero hoy regido por cristófobos, entre ellos la mayoría de los que ayer se reunieron en París. En materia de defensa porque muy pocos europeos están dispuestos entregar su vida por sus valores y para defender su medio de vida. Reinstaurar la mili sería una buena medida para empezar a considerar que cuando tienes algo de valor, por ejemplo el modo de vida europeo, y ahora no hablo de filosofía, sino de economía, hay que saber defenderlo.