Padre Gabriel Romanelli, párroco de la iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza
Ayer domingo, a las 11:15 hora local de Gaza (10:15 hora peninsular española) entró en vigor el alto el fuego en Gaza.
Desde entonces, los terroristas yihadistas de Hamas han puesto en libertad a tres judíos. Por su parte, Israel ha liberado a 90 presos palestinos.
Según ha trascendido, el acuerdo consta de tres fases. La primera de ellas, de seis semanas de duración, contempla el alto "el fuego pleno y total", la retirada de los soldados judíos de las "zonas pobladas" de Gaza y la liberación de "centenares" de presos palestinos. A cambio, Hamas liberará a 33 rehenes judíos (del centenar que todavía mantienen retenidos los yihadistas), que podrían regresar a sus casas este domingo. Mientras que las negociaciones sobre una segunda fase comenzarán 16 días después desde el inicio de la primera fase y se espera que incluyan la liberación de todos los rehenes restantes.
En ese contexto, en declaraciones a EWTN Noticias recogidas por Aciprensa el padre Gabriel Romanelli, párroco de la parroquia católica latina dedicada a la Sagrada Familia, en Gaza, ha valorado el acuerdo como un paso necesario para la reconstrucción de la región, pero “no es la solución del conflicto, ni es sinónimo de paz, ni de justicia ni de reconciliación”.
“Esta guerra ha roto el molde. Ninguno ha vivido una guerra como esta y va a ser difícil sacar los traumas que causa la guerra: tantas muertes, tanta destrucción y pérdida”, ha añadido.
“No nos olvidemos que por ver hacia Dios seguimos teniendo unos 500 refugiados aquí y gracias al Patriarcado Latino de Jerusalén, es decir, a nuestra diócesis, hemos podido ayudar -por ejemplo, el mes pasado- a unas 10.000 familias. Se calculan unas 60.000 personas, con comida. Es un milagro”, añadió el párroco.
“Rompamos las barreras de la desconfianza, de la desunión, para trabajar todos juntos. No es una utopía, es muy difícil, pero contamos con la ayuda de Dios y con muchísima gente. Entonces, empezar a reconstruir la Franja de Gaza, que quedó triturada -a decir verdad-. Reconstruirla moralmente, espiritualmente y también materialmente”, añadió.
Por su parte, los obispos católicos de Tierra Santa, en un comunicado, señalaron: "Somos conscientes de que el fin de la guerra no significa el fin del conflicto. Por lo tanto, es necesario abordar de forma seria y creíble los problemas profundamente arraigados que han estado en la raíz de este conflicto durante demasiado tiempo. Una paz auténtica y duradera sólo puede lograrse mediante una solución justa que aborde las causas profundas de este largo conflicto. Esto requiere un largo proceso, la voluntad de reconocer el sufrimiento del otro y una educación centrada en la confianza que lleve a superar el miedo al otro y la justificación de la violencia como herramienta política".
"Hacemos un llamamiento a los responsables políticos y a la comunidad internacional para que elaboren una visión política clara y justa para la posguerra. Un futuro construido sobre la dignidad, la seguridad y la libertad para todos los pueblos es un requisito previo para una paz verdadera y duradera. Instamos a todas las partes a que apliquen las medidas inmediatas y negocien las futuras medidas del acuerdo de buena fe", prosiguieron los prelados.