Desde su nacimiento, el comité ha estado viciado de irregularidades
Continúa la pantomima del Comité de Investigación del Asalto al Capitolio. Como ya contó Hispanidad, se trata de una comisión cuyo único objetivo es el linchamiento público del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Desde su nacimiento, el comité ha estado viciado de irregularidades. El año pasado, cuando tuvo lugar su constitución, el líder republicano en el Congreso, Kevin McCarthy, designó una serie de congresistas republicanos para formar parte de la comisión. Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, los vetó afirmando que “sería ridículo que congresistas favorables a Trump formaran parte de la Comisión”. McCarthy cargó contra Pelosi señalando que, la elección de los integrantes de la comisión se había realizado en base a que todos ellos compartían la misma narrativa preconcebida por los demócratas.
Nancy Pelosi: "Sería ridículo que congresistas favorables a Donald Trump formaran parte de la comisión". Sin comentarios
La postura de Pelosi supuso la censura de la práctica totalidad de los republicanos, dado que la inmensa mayoría de los congresistas republicanos son trumpistas, al igual que lo son las bases del partido. De hecho, en el segundo impeachment a Trump que, precisamente era por los hechos ocurridos en el Capitolio, 197 congresistas republicanos votaron en contra y solo 10 a favor, resultando nuevamente declarado inocente el expresidente Trump. Pues bien, Pelosi vetó a todos los republicanos designados por McCarthy, y sólo admitió a dos republicanos: Adam Kinzinger y Liz Cheney, “casualmente” de esa minoría de 10 congresistas que votaron en contra de Trump. Es curioso que los medios de comunicación presenten a Kinzinger y Cheney como representantes relevantes del Partido Republicano, cuando ambos han sido censurados por su propio partido y su carrera política se aproxima a su fin. Por un lado, Kinzinger ni siquiera se presentará en noviembre a la reelección como congresista, dado que las propias bases del partido le rechazarían abrumadoramente en las primarias y en el caso de Cheney, además de haber sido destituida el año pasado como número tres de los republicanos en la Cámara Baja, precisamente por sus posiciones radicales contra el expresidente Trump, difícilmente podrá mantener su escaño, dado que en las primarias en el estado de Wyoming que se celebrarán el próximo mes de agosto, la candidata Harriet Hageman, avalada por el Partido Republicano del Estado y por el expresidente Donald Trump, le aventaja en treinta puntos, con lo que todo apunta que la carrera política de Cheney se acabará este verano.
También fue especialmente sorprendente la designación como presidente del comité del congresista demócrata afroamericano, Bennie Thompson. Un abanderado del movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y del movimiento Defund the Police, que busca retirar la financiación de la policía, y uno de los congresistas más anti-Trump. No cabe duda que se trata de la figura adecuada para garantizar la independencia de una comisión de investigación.
Liz Cheney ya tiene amortizada toda su carrera política, quiere despedirse haciendo todo el daño posible a su odiado Trump
Las audiencias del comité han adoptado una forma de efectuar las acusaciones contra Trump, más propias de una taberna o de una obra de teatro, que de un comité legislativo. Testimonios parciales y de nula credibilidad, con sobreactuación y frases casi novelescas como “Trump no hacía caso a los profesionales y se desvinculó de la realidad”, “Trump solo hacía caso a Giuliani que se encontraba en estado de embriaguez”, ”Trump ha instigado un golpe de Estado”… Manifestaciones que se encuentran en una cercana frontera entre el ridículo y la patraña, con mayores dosis de teatralidad que de realidad y que, en todo caso, nunca son cuestionadas, dado que no se ha permitido que en el comité participe nadie que pueda cuestionar la versión oficial y única de la progresía mediática.
Ante tales abruptos ataques, el expresidente Donald Trump ha emitido una extensa declaración, que damos a conocer para su interés, siendo de especial relevancia los siguientes puntos:
“Nuestra Constitución protege el derecho a confrontar la acusación, el derecho a un juicio justo… La igualdad de partes es fundamental en nuestro proceso legal. El Comité ha borrado estos derechos y se mofa de la justicia. Se ha negado a permitir que los oponentes políticos puedan participar en el proceso y han excluido a los testigos de la defensa.
Los testigos de MAGA (lema de la campaña electoral de Donald Trump, hacer América grande de nuevo) han sido interrogados a puerta cerrada y no se les ha permitido grabar su testimonio. Miembros de mi equipo, mis amigos, simpatizantes, voluntarios y donantes han sido sometidos a horas de interrogatorios intimidatorios, cuando en muchas ocasiones no tenían nada que ver con lo ocurrido el 6 de enero.
Un comité creado para evitar que Trump se presente a la reelección... que ha excluido a los testigos de la defensa
Este pseudocomité se ha coordinado con sus marionetas mediáticas para retransmitir en la televisión nacional únicamente la versión de sus testigos sin permitir oposición, contrainterrogatorios o pruebas de la defensa. El pueblo americano tiene el derecho a conocer la verdad y el testimonio de ambas partes.
¿De qué tienen miedo los miembros de este “Comité” traidor? ¿Por qué no pueden dejar que se escuche la opinión contraria? ¿Por qué están escondiendo pruebas y únicamente exhibiendo la información que favorece el relato de los demócratas? Lo cierto es que están asustados de perder su relato, ya que sus oponentes políticos fácilmente podrían acreditar cómo están engañando a los americanos”.
Mientras los demócratas continúan su relato de insultos y burdas descalificaciones, las sombras de lo ocurrido aquel día siguen sin resolverse, particularmente acerca del papel de los líderes demócratas. Como informa Just the News, la noche anterior a los hechos, el jefe adjunto de la Policía del Capitolio, Sean Gallagher, dirigió un correo electrónico a la asistente principal del líder demócrata en el Senado, el senador demócrata Charles Schumer, avisando sobre la existencia de informaciones acerca de posibles episodios de violencia al día siguiente. Una información que, sin embargo, no se proporcionó a los propios agentes de policía del Capitolio desplegados en primera línea. Curioso que los líderes demócratas tuvieran noticia de lo que podía ocurrir, antes incluso que las propias fuerzas de seguridad.
En este punto, destacamos un artículo del diario The Federalist, titulado “Cinco preguntas que deben ser respondidas antes de que el Comité del Asalto al Capitolio comience su obra de teatro”:
- ¿Por qué Nancy Pelosi retrasó el despliegue de la guardia nacional para reforzar la seguridad del Capitolio? El medio analiza cómo la líder demócrata, responsable del operativo de seguridad, primero denegó días antes del asalto, un refuerzo preventivo de la Guardia Nacional para proteger el Capitolio y después, incluso una vez comenzado el tumulto, siguió negándose a que intervinieran las tropas federales y retrasó su despliegue.
- ¿Por qué el sargento de armas del Congreso se negó a cooperar con el Senado? Se reflexiona por qué el encargado de la seguridad del Congreso se negó a cooperar con el Senado, no proporcionando la información que pedían los comités de la Cámara Alta.
- ¿Por qué había la mitad de agentes del Capitolio de lo normal custodiando la institución? Otro aspecto sorprendente, además de la negativa de Pelosi a autorizar un refuerzo de la Guardia Nacional, es que había la mitad de efectivos de lo normal protegiendo el Capitolio aquel día, sin que aparentemente hubiera una explicación para ello.
- ¿Por qué ese contingente tan pequeño de policía tenía además una preparación y equipamiento defectuosos? Sorprende que, siendo además la mitad de los efectivos habituales, entre los que estaban en su puesto, menos de una décima parte tenía formación en materia de disturbios, y los equipos de protección con los que contaban eran defectuosos.
- ¿Había confidentes del FBI el día 6 de enero en el Capitolio? En este punto, recuerda el diario que el senador por Texas, Ted Cruz preguntó a Jill Sanborn, Directora Asistente de la División de Seguridad Nacional del FBI sobre este hecho, y que la oficial federal se negó a contestar, a pesar de que se había publicado en prensa la existencia de confidentes del FBI en el Capitolio aquel día.
Como expone The Federalist, estas respuestas nunca serán respondidas, o al menos, no por la comisión creada por Pelosi, Biden y la tropa demócrata.