Sería lo más lógico que en Líbano, la Suiza de Oriente Medio cuando mandaban los cristianos, volviera a ser un país... cristiano. Ahora bien, lo más curioso es que quien se opone a esta, digamos cuestión natural, es Israel. El Estado hebreo que prefieren enfrentarse a los musulmanes, siempre por la fuerza porque llevan más de 60 años ganándoles batallas.

En el entretanto, Hezbolá, una parte del ejército iraní, controla el sur del Líbano y ha lanzado misiles contra el norte de Israel y Jerusalén ha respondido con el bombardeo aéreo de Hezbolá.  

En resumen, Hezbolá e Israel intensifican su guerra aéreo o a distancia. Por el momento, no habrá invasión del Líbano pero recuerden que los chiítas atacan entre frente: Irán, Líbano y el sur del Mar Rojo (hutíes pro-Teherán). Y es de temer que esto no ha hecho más que empezar.

Respecto a Gaza, Hamas ha vuelto a mostrar su verdadera naturaleza, cuando los cadáveres de los seis rehenes israelíes, tenían restos de bala. Es decir, que habían sido asesinados por sus secuestradores mientras seguían ofreciéndolos como instrumento de negociación. ¿Seguro que Hamas busca un acuerdo de paz? ¿Seguro que el que se niega a ello es Israel?

Al fondo, lo de siempre en el conflicto árabe-israelí. Los judíos no sólo se imponen por el apoyo armamentístico de Estados Unidos, que también, sino porque... no tienen nada que perder. Su Estado es el Tercer Templo, su último refugio: el pueblo hebreo no tiene otro.