Desde que el 7 de octubre de 2023 se iniciase la guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el grupo terrorista islámico Hamas (por los salvajes asesinatos de los terroristas en territorio judío), el teatro de operaciones bélicas en Oriente Medio se ha ido desplazando desde Gaza hasta la frontera sur del Líbano, donde habita Hezbolá, la milicia islamista de la rama chiíta que también ha sido objeto de ataques por parte de Israel. 

Y lo sigue siendo, con consecuencias que a veces también sufren los cristianos.

Por ejemplo, el pasado 9 de octubre un bombardeo israelí destruyó la Iglesia católica de San Jorge, ubicada en Dardghaya, según informó la organización «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (ACN).

Y el pasado 14 de octubre, el ejército israelí bombardeó un edificio alquilado a la televisión Al-Manar, vinculada a Hezbolá, en el pueblo de Aitou, cerca de Zgharta, en el norte del país, informa Fides

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Como consecuencia de este último ataque al edificio, al menos 23 personas murieron, entre ellas dos niños. En ese inmueble se habían refugiado chiíes desplazados del sur del Líbano que huían de la guerra. 

Pero se da la circunstancia de que el citado edificio se encontraba en una zona de mayoría cristiana que, hasta ahora, no había sido afectada por los ataques aéreos israelíes.

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Precisamente, la ONU ha pedido investigar este ataque a israelí al edificio residencial en Líbano. “Hemos escuchado que entre las 22 personas que fenecieron había doce mujeres y dos niños”, detalló Jeremy Laurence, el portavoz de esa dependencia en conferencia de prensa en Ginebra.

Con estos factores en cuenta, abundó Laurence, “tenemos verdaderas preocupaciones con respecto al derecho internacional humanitario, las leyes de la guerra y los principios de distinción, proporción y proporcionalidad y solicitamos una investigación rápida, independiente y exhaustiva de este incidente”.