Ya lo hemos dicho: para los árabes, la guerra es una cuestión de familia. El 7 de octubre, unos fanáticos desgraciados de Hamas entraron en distintas poblaciones israelitas y en un concierto de música joven: asesinaron, degollaron, violaron, secuestraron y robaron. Luego se llevaron a los secuestrados a la franja de Gaza y ellos se refugiaron detrás de sus familias, utilizando a sus mujeres y sus niños como escudos frente al ejército israelí. Eso sí, las teles occidentales hablaban de los niños muertos por los soldados hebreos, qie son gente a la que le encanta matar niños, o se preguntaban por qué Jerusalén dispara contra hospitales y escuelas. A lo mejor porque es en hospitales y en escuelas donde se esconden los valientes guerrilleros de Hamas.

Naturalmente, si te escondes detrás de tus mujeres y niños, cuando un ejército te ataca, en respuesta a tus actividades terroristas, suele ocurrir que los primeros en caer sean los del escudo que te has creado, tus mujeres y tus niños, antes de llegar hasta el objetivo, que eres tú. 

Como dijera un dirigente de la milicia de Hamas, Yahya Sinwar, la muerte de sus civiles son "sacrificios necesarios". Lo dicho; la hoguera es una cuestión de familia.

Pues bien, ahora resulta que los hebreos han matado, con un helicóptero, a una decena de miembros de la familia de Ismail Haniya, el líder máximo de Hamas. Él no vive en la Franja, no, que te pueden matar por eso, sino en Catar. Pero son sus familiares. El ejército israelí ya acabó con tres de sus hijos, el pasado mes de abril. Sus hijos también estaban en la Franja mientras él negocia la paz, o la guerra, desde Catar. 

Al tiempo, Benjamín Netanyahu ha traspasado otra línea roja, exige que los judíos ortodoxos participen en el Ejército algo a lo que siempre se han negado, justo en el momento en el que el primer ministro abre el Frente del Norte, contra la guerrilla proiraní Hezbolá.

Netanyahu ha terminado por romper todo su gabinete pero eso poco le importa: se le han marchado los centristas y laboristas y ahora se le pueden marchar los partidos religiosos. No sólo eso, abre el frente del Líbano, que es mucho más complicado que el de la Franja y que cuenta con el armamento de Teherán. Si Irán se lanzara a una guerra convencional contra Israel probablemente vencería, pero todos saben que si el tercer templo está en peligro... Israel utilizará otro tipo de arma. 

En definitiva, Netanyahu está dispuesto a poner en pie de guerra a todo el planeta. A lo mejor lo consigue.