Hace apenas un mes una célebre cantante francesa, Françoise Hardy, enferma de un cáncer linfático desde 2004 conseguía emocionar a Emmanuel Macron, que anunciaba que, tras sacralizar el aborto y convertirlo en derecho constitucional, iba a aprobar otra ley progresista: la eutanasia

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Y dicho y hecho, Macron se ha dado prisa y el Gobierno francés ha anunciado su proyecto de ley para permitir que los adultos con una enfermedad incurable se sometan a la eutanasia, según el Ejecutivo galo, esta medida se toma por la creciente demanda pública, y es que al parecer, los franceses viajan a otros países para someterse a la muerte digna. Y mira que es fácil suicidarse y no tener que implicar a terceros. 

Según han aclarado los pacientes tendrían que tener más de 18 años y ser ciudadanos franceses o vivir en Francia. La ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, tras una reunión del Gabinete, ha asegurado, con gran sentido de Estado que "No es ni un nuevo derecho ni una libertad", sino "una respuesta ética a la necesidad de acompañar a los enfermos". Y eso que pensábamos que el acompañamiento de enfermos se hacía desde los cuidados paliativos. 

Un equipo de profesionales médicos tendrá que confirmar que el paciente padece una enfermedad grave e incurable, sufre un dolor intolerable e intratable y desea recibir la eutanasia por voluntad propia.

Las personas con enfermedades psiquiátricas graves y trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer no podrán optar a la medicación... por ahora, porque ya sabemos cómo avanza la eutanasia. Cuando España aprobó su ley, lo dijimos: podemos echar un vistazo a qué ocurre con nuestros colegas criminales del resto de países y adivinar cómo acabaremos. En el caso español, hemos pasado de 59 eutanasias en 2021 a 260 en 2022. 

Pero sin duda, los espejos donde mirarse, las bolas de cristal a las que acudir, son los ejemplos que nos dan Bélgica y Países Bajos. En Bélgica la eutanasia está descontrolada, y parece que no tiene ningún límite. Al hecho de que los casos se han multiplicado por más de 10 en 18 años, de 235 a 3.400 casos, se suma que aproximadamente la mitad de las enfermeras afirman haber practicado eutanasias sin petición explícita del paciente. Además va camino de convertirse en el primer país que permite la eutanasia en niños, sin requisito de edad.

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En Holanda, por su lado, dos recientes casos han hecho que el debate se reavive. La noticia de que el ex primer ministro de Países Bajos Dries van Agt y su mujer, Eugenie Krekelberg, decidieran morir juntos, lo que ha sacado a la luz el 'boom' de las eutanasias en pareja que está viviendo el país. Y la historia de Zoraya ter Beek, que sufre una depresión paralizante, autismo y trastorno límite de la personalidad, pero no tiene ninguna enfermedad física ni terminal, está casada y muy enamorada y tiene tan solo 28 años. Pese a ello, ha solicitado la eutanasia y se le ha concedido, está previsto que la reciba en mayo. 

Países Bajos fue el primer país del mundo en legalizar el suicidio asistido en 2001 y con el paso de los años con la eutanasia legalizada se llega a esto: mentalidad eutanásica, ya no es con una enfermedad terminal o incurable, sino porque se esté cansado o deprimido. Se trata de un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor: el país ha pasado de 1.815 eutanasias en 2002 a las más de 9.000 este 2023.