
Esta semana, la actualidad informativa se centra en el comienzo de las conversaciones de paz entre Estados Unidos y Rusia, de cara a la solución diplomática del conflicto entre Rusia y Ucrania, que cumple ya tres años.
El presidente Trump ha afirmado que “Europa no ha logrado traer la paz”, recordando que “no se puede poner fin a una guerra si no se habla con ambas partes. Hay que hablar. No han hablado durante tres años. Así que esperamos ver pronto un alto el fuego y restablecer la estabilidad en Europa y Oriente Medio. Muchas gracias. Y como he dicho antes, tengo la esperanza de que mi mayor legado sea el de pacificador y unificador”.
Ciertamente, se podría concluir que Trump es el presidente más pacifista de la historia reciente de Estados Unidos, dado que durante su primer mandato entre 2017 y 2021 no inició ningún conflicto bélico, y su Administración impulsó los denominados “Acuerdos de Abraham”, que supusieron el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Emiratos Árabes Unidos y Bahrein con el Estado de Israel.
En esta faceta ha insistido el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, que ha considerado que el acuerdo que ofrece Trump, además de beneficiar a Ucrania, protegería al país ante futuros intentos de agresión militar por parte de Rusia y que “Trump podría ganar el Premio Nobel de la Paz por su plan para reconstruir Ucrania, si se otorgara de manera justa”.
El plan del republicano ha recibido un apoyo sin fisuras dentro de su Administración. Así, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha reconocido que “el presidente Trump se postuló. Él fue muy claro. Cree que esta guerra debe terminar. Y si ve una oportunidad para ponerle fin, que es lo que está buscando, haya oportunidad o no, la aprovecharemos”.
Para Rubio está claro que “Ucrania tendrá que participar, porque es el país que fue invadido, y los europeos tendrán que participar porque son ellos, también tienen sanciones contra Putin y Rusia, y han contribuido a este esfuerzo”.
“Creo que todo el mundo debería celebrar el hecho de que tenemos un presidente estadounidense que busca promover la paz en el mundo, no iniciar guerras, sino ponerles fin, de una manera duradera”, ha concluido.
Esa misma postura ha sido confirmada por el Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Michael Waltz, quien además ha señalado al responsable de que las negociaciones no estén avanzando: “¿Por qué Zelensky no ha intentado poner fin a esta guerra para mejorar su país. Trump intenta una solución diplomática”.
Y es que el principal escollo para la negociación está siendo, una vez más, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Como hemos contado en Hispanidad, no es la primera vez que el presidente de Ucrania rechaza iniciar las negociaciones de paz. Así, cuando tiempo atrás el papa Francisco manifestó la necesidad de iniciar un diálogo entre Rusia y Ucrania, fue Zelenski quién cargó con firmeza contra el Papa, y lógicamente la Santa Sede tuvo que retirar su ofrecimiento como mediador, papel que cumpliría con nota dada su neutralidad, ante la agresividad verbal de Zelenski.
12056936Ahora el ucraniano tampoco está dispuesto a coger la mano tendida que ofrece la Administración Trump-Vance para poner fin al conflicto. No es una sorpresa, Zelenski siempre apoyó en el pasado al expresidente progresista Joe Biden, y es evidente su cercanía ideológica con el Partido Demócrata estadounidense. Es más, no podemos olvidar que el primer impeachment que los demócratas promovieron durante el primer mandato de Trump fue bajo la acusación de que el republicano había presionado al por aquel entonces ya presidente Zelenski para que Ucrania proporcionase información sobre la corrupción de los Biden. Todo el procedimiento se sustentaba en la afirmación de un testigo que afirmaba haber escuchado en una llamada tal amenaza, sin presentar prueba alguna al respecto.
12049730Pese a esperada, no deja de sorprender la postura del presidente ucraniano: se niega a negociar, pero no afirma cuál es su propósito a corto, medio o largo plazo de cara al conflicto, ni ofrece alternativa alguna. Así, se ha limitado a afirmar, al más puro estilo de la progresía mediática, que “el presidente Trump vive en un espacio de desinformación”.