Mal empieza el 'reinado' de la presidenta mexicana ultraizquierdista Claudia Sheinbaum. Todavía es pronto para juzgar su gestión (tomó posesión el pasado 1 de octubre). Pero deberá ponerse las pilas para combatir el que seguramente es el peor problema de México, el de la violencia endémica -narcobandas, narcoterroristas, mafiosos, criminales- que campan a sus anchas por las calles del país.

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Un dato: México sufrió 389 asesinatos en tan solo cinco días. Además, registra un promedio semanal de entre 450 y 500 víctimas de homicidio doloso, aproximadamente, lo que equivale a 71 por día, según datos oficiales recogidos por el diario 'El Universal'. 

Ayer, sin ir más lejos, el periodista Mauricio Solís fue asesinado a balazos poco después de haber entrevistado en directo a un alcalde, Carlos Manzo Rodríguez, sobre el incendio que destruyó al menos 66 locales en el Mercado Tariácuri.

Otro ejemplo: recientemente, durante una marcha provida que se estaba desarrollando en las afueras de la Catedral de Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco, un coche arrolló a 16 personas, todas ellas heridas aunque afortunadamente sin víctimas mortales.

Por todo ello, la Iglesia ha pedido “transparencia y celeridad” en las investigaciones tras el atropello

Pero los obispos mexicanos han ido más allá y han pedido a las autoridades del país que que “garanticen la seguridad” y aseguren “el libre tránsito y el trabajo exento de cuotas y extorsiones, para que las familias puedan vivir dignamente”, especialmente en el estado de Guerrero, donde “es desgarrador ver a tantas personas llorando a sus esposos, padres, hijos, nietos, hermanos, amigos, sus bienes robados y sus pueblos abandonados”. 

No estaría de más que Sheimbaum se hiciera un Nayib 'Bukele' y erradicase la violencia de su nación, tal y como ha logrado el presidente salvadoreño en el país centroamericano...

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Por algo, el actual presidente salvadoreño Bukele arrasa en Iberoamérica con el mayor índice de aprobación presidencial, el 92%, porque gracias a sus políticas contra las violentas maras, que hacían la vida imposible a los salvadoreños con sus violencia y sus crímenes, "ahora son los buenos los que viven libres y sin miedo”, como él mismo declaró recientemente en la ONU. Y añadió: "No puedes reclamar el título del mundo libre si tu gente ni siquiera es libre para caminar por las calles sin temor a ser acosada, robada o asesinada”.