Solo los terroristas pueden hacer esto, quienes no deberían tener lugar en el mundo civilizado
En el contexto de la invasión rusa de Ucrania, un misil ruso ha impactado contra un "convoy humanitario" en la región ucraniana de Zaporiyia, que ha resultado en 25 personas muertas y cerca de 50 heridos.
El convoy humanitario atacado por misiles rusos trataba de salir de la ciudad de Zaporiyia para entrar en la zona ocupada por las tropas rusas, donde muchos tienen allí a su familia, según informa la enviada especial de RTVE Almudena Ariza.
El ataque contra el convoy de civiles se ha producido en Zaporiyia, una de las cuatro regiones donde se ha celebrado el referéndum ilegal de anexión a Rusia. El Kremlin ha advertido que cualquier ataque en una parte de la franja de territorio ucraniano que Rusia se va a anexar con la firma este viernes de los tratados por parte de su presidente Vladimir Putin (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, que suponen alrededor de un 15% del territorio) será considerado como una agresión contra Rusia, que luchará para tomar la totalidad de la región de Donbás.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha acusado de "terrorista" a Rusia, por la matanza: "Solo los terroristas pueden hacer esto, quienes no deberían tener lugar en el mundo civilizado. El enemigo se enfurece y busca venganza por nuestra constancia y sus fracasos. Destruye cínicamente a los ucranianos pacíficos, porque perdió todo lo humano hace mucho tiempo. Escoria sedienta de sangre. Definitivamente responderá por cada vida ucraniana perdida".
Mientras que el administrador ruso de la región ocupada de Zaporiyia, Vladimir Rogov, ha acusado a las fuerzas ucranianas de estar detrás del ataque. "Han disparado contra un grupo de coches que esperaban a trasladarse a territorio liberado a la salida de Zaporiyia", ha indicado en su cuenta en Telegram. "Es la clásica provocación anglosajona contra la población civil desleal", ha manifestado, antes de resaltar que "se ha hecho según la fórmula clásica de 'han disparado contra sí mismos', con las acusaciones subsiguientes contra Rusia".
No dudo de que ya estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial
Sin duda, la guerra de Ucrania es más complicada de lo que a primera vista puede parecer. Y es lo que explicó el Papa Francisco, recientemente, en una conversación distendida con jesuitas, que fue recogida por La Civilta Cattolica.
-¿Cómo ve la situación geopolítica que estamos viviendo? (Le preguntan al Santo Padre)
"Hay una guerra y creo que es un error pensar que se trata de una película de vaqueros, en la que hay buenos y malos. Y también es un error pensar que esto es una guerra entre Rusia y Ucrania y nada más. No: esto es una guerra mundial”.
-Pero, en su opinión, ¿cuáles son las causas de lo que estamos viviendo?
“Aquí la víctima de este conflicto es Ucrania. Quiero razonar sobre por qué no se evitó esta guerra. La guerra es como un matrimonio, en cierto modo. Para entender, hay que investigar la dinámica que desarrolló el conflicto. Hay factores internacionales que contribuyeron a provocar la guerra. Ya he mencionado que un jefe de Estado, en diciembre del año pasado, vino a decirme que estaba muy preocupado porque la OTAN había ido a ladrar a las puertas de Rusia sin comprender que los rusos son imperiales y temen la inseguridad fronteriza. Expresó su temor de que esto provocara una guerra, que estalló dos meses después. Por lo tanto, no se puede ser simplista al razonar sobre las causas del conflicto. Veo imperialismos en conflicto. Y, cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es iniciar una guerra para compensar, y también vender y probar armas. Algunos dicen, por ejemplo, que la guerra civil española se hizo para preparar la Segunda Guerra Mundial. No sé si esto es realmente así, pero podría serlo. En todo caso, no dudo de que ya estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial. En un siglo hemos visto tres: una entre 1914 y 1918, otra entre 1939 y 1945, y ahora estamos viviendo esta”.
-Desde febrero, nos esforzamos por liberar los corazones del odio. Para nosotros este es un compromiso pastoral prioritario. Le decimos a la gente que odiar a alguien no es cristiano. Pero la división es una carga que llevamos sobre los hombros. Todos los días rezamos el rosario por la paz.
Es lo que debemos hacer: liberar los corazones del odio. Desde el primer día de la guerra hasta ayer he hablado constantemente de este conflicto, refiriéndome al sufrimiento de Ucrania. El día de la independencia de Ucrania la bandera ondeaba en la Plaza de San Pedro, y yo mismo hablé de ello, por supuesto. Después de hablar de Ucrania, pensé en decir unas palabras sobre el sufrimiento de los dos pueblos, el ucraniano y el ruso. Porque en las guerras es la gente la que sufre. Pagan los pobres, como siempre. Y esto genera odio. Los que hacen la guerra se olvidan de la humanidad y no miran la vida concreta de las personas, sino que ponen los intereses partidistas y el poder por encima de todo. La verdadera víctima en estos conflictos es la gente común, que sufre en carne propia las locuras de la guerra. Luego me referí también a la joven que murió con una bomba. Llegados a ese punto se olvidaron de todo lo que había dicho hasta entonces y solo se prestó atención a esa alusión. Pero entiendo las reacciones de la gente, porque está sufriendo mucho.
Quiero recordar que al día siguiente del comienzo de la guerra fui a la embajada rusa. Fue un gesto inusual: el Papa nunca va a una embajada. Sólo recibe personalmente a los embajadores cuando presentan sus credenciales, y luego al final de su misión en una visita de despedida. Le dije al embajador que me gustaría hablar con el Presidente Putin, para que me dejara una pequeña ventana para el diálogo.
También recibí al embajador ucraniano y hablé dos veces con el presidente Zelensky por teléfono. Envié a Ucrania a los cardenales Czerny y Krajewski, que llevaron la solidaridad del Papa. El Secretario para las Relaciones con los Estados, Monseñor Gallagher, visitó el país. La presencia de la Santa Sede en Ucrania tiene el valor de aportar ayuda y apoyo. Es una forma de expresar que estamos presentes. Yo también pensaba ir. Me parece que la voluntad de Dios es que no vaya en este preciso momento; veremos más adelante qué sucede.
Algunos enviados ucranianos vinieron a verme. Entre ellos estaba el vicerrector de la Universidad Católica de Ucrania, acompañado por el consejero del Presidente para asuntos religiosos, un evangélico. Hablamos, discutimos. También vino un jefe militar encargado del intercambio de prisioneros, de nuevo con el consejero religioso del presidente Zelensky. Esta vez me trajeron una lista de más de 300 presos. Me pidieron que hiciera algo para hacer un intercambio. Llamé inmediatamente al embajador ruso para ver si se podía hacer algo, si se podía acelerar un intercambio de prisioneros.
Cuando un obispo católico ucraniano vino a visitarme, le entregué un paquete con mis declaraciones sobre el tema. Califiqué la invasión de Ucrania como una agresión inaceptable, repugnante, insensata, bárbara y sacrílega… ¡Lean todas las declaraciones! La Sala de Prensa las ha conservado. Pero quiero decirles que no me interesa que ustedes defiendan al Papa, sino que el pueblo se sienta acariciado por ustedes, que son hermanos del Papa. El Papa no se enfada si se le malinterpreta, porque conoce bien el sufrimiento que hay detrás".
Mientras, en el Kremlin, se firma la anexiójn a Rusia de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Suma y sigue.