El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llegó esta madrugada a Budapest, donde se ha reunido con su homólogo húngaro, Viktor Orbán. 

Lo que en un principio sería un encuentro normal entre dos líderes políticos, cobra especial relevancia puesto que es la primera visita de Netanyahu a un país de la Unión Europea desde que el fiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI) emitiese una orden de detención contra él.

Una decisión que el primer ministro de Hungría ya calificó de “absurda” y “vergonzosa". "Esas iniciativas no acercarán a Oriente Próximo a la paz, sino que sólo alimentarán más tensiones".

El húngaro ya avisó de que no haría caso a la orden y así lo ha hecho, recibiendo a Netanyahu, alegando que las decisiones de la CPI no están reconocidas en el código penal húngaro. Pero si algo es Orbán es consecuente, por lo que, aprovechando la visita del israelí, ha anunciado que se retira de la Corte, pasando a ser el único Estado miembro de la UE que no será parte del Estatuto de Roma, el tratado internacional que rige la Corte Penal Internacional. 

Orbán vuelve a convertirse en un reto para la progresía de Bruselas, no está de acuerdo con la decisión porque es injusta, la incumple y toma medidas para hacerlo de manera consecuente. Seguramente Úrsula y su equipo ya estarán pensando con qué más chantajearle y penalizarle, pero parece que esa estrategia no funciona con Orbán.