Por ahora, el recuento oficial habla de 10 muertos y de 3.000 heridos por la explosión de busca-personas de miembros de Hezbolá, la milicia proiraní que controla el sur del Líbano.

En primer lugar, la proporción entre muertos y heridos no es lógica. Es de prever que el porcentaje de esos heridos que acabará en muertos eleve la cifra de estos últimos.

Tampoco tengo la menor idea de cómo se activa un busca-personas, instrumento que, con la generalización del móvil ha ido a menos pero que todavía resulta muy inútil para profesiones como las de médico, policía o militar y que es utilizado en el mundo subdesarrollado más que que en Europa o Estados Unidos, donde el móvil cubre toda ls necesidades de comunicación.

Estamos ante otra guerra sucia, con matices casi terroristas, la misma guerra que, con toda razón, los israelíes achacan a los musulmanes. El ejemplo cundirá y se volverá contra Israel y contra Occidente

En cualquier caso, aunque Israel guarde silencio, si las víctimas son de Hezbolá, la guerrilla sangrienta que amenaza a los judíos desde el norte, el origen de esta curiosa nueva forma de matar o herir al adversario, aunque no lo reconozca oficialmente, es, evidentemente, Israel.

Esta nueva forma de matar a distancia es muy peligrosa, al menos por dos razones: no tengo ni la menor idea de cómo se hace estallar un buscapersonas a distancia pero lo sucedido en el Líbano demuestra que la tecnología nos hace extraordinariamente vulnerables. No sólo porque la privacidad haya muerto sino porque, además, puede eliminarnos físicamente, a distancia.

Incluso aunque el ataque haya sido destinado a milicianos de Hezbolá, ni tan siquiera los servicios secretos israelíes son capaces de conocer a cada miliciano y el papel que juega en la violencia de los servidores de Teherán. A lo mejor muchos de ellos no jugaban ningún papel.

En definitiva, estamos ante otra guerra sucia, con matices, insisto, casi terroristas. Es el mismo tipo de guerra que, con toda razón, los israelíes achacan a los musulmanes. Me fastidia ver al pueblo judío practicando este tipo de violencia, impropia de él.

Al tiempo, el ejemplo cundirá y se volverá contra Israel.

Para entendernos, a partir de ahora, pueden matarnos, sin previa declaración de guerra, casi como terrorismo de Estado... y mira que me fastidia utilizar este concepto pero, en el presente caso, resulta el más apropiado.

¿Estamos preparados para vivir en tiempo de guerra? En Europa no, desde luego. Por cierto, ¿alguien ha pensado que la guerra es muy contaminante?

Y ojo, que a medida que crece el rencor se inventan nuevas formas de matar. La guerra química la tenemos en mantillas salvo que consideremos que el Covid tuvo intencionalidad bélica, en calidad de campo de pruebas, que algunos lo sospechamos, pero ese tipo de guerra aún puede dar mucho de sí. Y en Ucrania o en Oriente próximo alguien podría utilizarla.

En cualquier caso, ¿estamos preparados para vivir en tiempo de guerra? En Europa no, desde luego.

Algo más: ¿alguien ha pensado que la guerra es muy contaminante? Lo digo porque, en el mismo momento en el que Israel lanzaba su ataque con la activación de busca-personas explosivos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, daba marcha atrás en su proyecto de mejorar la productividad europea y formaba un equipo de comisarios, casi coliderado por la española Teresa Ribera, una verdadera talibán verde que sigue centrando su lucha en la tontuna del cambio climático y en la descarbonización, cuando lo más contaminante que puede existir, lo más lesivo, tanto para la humanidad como para el planeta, es la guerra... y estamos en tiempos de guerra, con nuevos tipos de guerra.

Y recuerden que el Líbano seguirá siendo un Estado fallido hata que recupere sus raíces cristianas, ahora enterradas por la violencia islámica.