Esta semana centramos la actualidad en el fallo de un jurado estadounidense contra la progresista multinacional de cafeterías Starbucks, que tendrá que abonar más de 25 millones de dólares a una antigua empleada, por despedirla a causa de su raza. La peculiaridad de este caso es que el motivo del despido fue por ser blanca.

La afectada es Shannon Philipps, antigua gerente regional de Starbucks, que ejerció como supervisora en muchas cafeterías Starbucks, y quien fue despedida tras un incidente ocurrido en el año 2018 en Rittenhouse Square, uno de los enclaves más céntricos e importantes de la ciudad de Filadelfia.

El incidente tuvo como protagonistas a dos hombres de raza negra. A uno de ellos, se le denegó el permiso para usar el baño porque no había consumido nada, y se les invitó a abandonar el local, algo a lo que se negaron, porque afirmaron que esperaban a una tercera persona para una reunión. Ante la negativa a abandonar el establecimiento, el gerente de la cafetería llamó a la policía, y acabaron siendo esposados. El arresto fue grabado en vídeo y compartido, y tuvo como consecuencia graves protestas contra la compañía por racismo.

Lo más sorprendente fue que no fue despedido el gerente de la cafetería donde tuvo lugar el conflicto, quien además era de raza negra, sino Shannon Philipps, que era la gerente regional en el área. Phillips demandó a Starbucks en 2019, alegando que la raza había sido un factor determinante en su despido.

El conflicto tuvo lugar en una cafetería Starbucks de Filadelfia y a dos hombres de raza negra como protagonistas. A uno de ellos, se le denegó el permiso para usar el baño porque no había consumido nada, y se les invitó a abandonar el local, pero se negaron... y el gerente de la cafetería (también de raza negra) llamó a la policía, y acabaron siendo esposados

Sus abogados argumentaron que "la dirección de Starbucks estaba buscando un 'chivo expiatorio' para despedir y demostrar que se estaban tomando medidas contra el racismo”. Así, denunciaron que Starbucks "tomó medidas para castigar a los empleados blancos que no habían estado involucrados en lo ocurrido, pero que trabajaban en y alrededor de la ciudad de Filadelfia, en un esfuerzo por convencer a la comunidad de que había respondido adecuadamente al incidente".

Ahora, cinco años después, un jurado federal en Camden, Nueva Jersey, ha concedido a Phillips una indemnización de 25,6 millones de dólares, tras considerar probado que Starbucks violó sus derechos civiles federales, además de una ley de Nueva Jersey que prohíbe la discriminación por motivos de raza.

Este sorprendente caso es un reflejo de la grave crisis social y de enfrentamiento civil que vive la sociedad estadounidense. Sin duda, el responsable último de estos hechos es el presidente Joe Biden, quien además de utilizar las instituciones para orquestar una cacería contra el expresidente Trump y la oposición republicana, está tratando de mantenerse en la Casa Blanca agitando el conflicto social. No olvidemos que el pasado mes de mayo, durante una ceremonia de graduación en la Universidad de Howard, un centro universitario perteneciente a los denominados Historically black colleges and universities (HBCUs) -es decir, las “universidades históricamente negras” que son las instituciones de educación superior creadas antes de la Ley de Derechos Civiles de 1964, con el propósito de servir principalmente a la población afroamericana-, el inquilino del Despacho Oval aseguró que “el supremacismo blanco es la mayor amenaza terrorista para la seguridad nacional estadounidense”.