Muchas son las veces que Rusia ha amenazado a Occidente y a la OTAN, en el contexto de la guerra que Moscú mantiene con Ucrania, tras haber invadido este país el 24 de febrero de 2022. 

Aunque parece ser que la última amenaza va más en serio.

Y la ha efectuado el presidente ruso, Vladimir Putin, ante la posibilidad de que la OTAN autorice al Ejército ucraniano el uso de misiles de largo alcance, con los que podría atacar territorio ruso: “Si esa decisión se toma no significará otra cosa que la participación directa de los países de la OTAN, de Estados Unidos y de los países europeos, en la guerra en Ucrania”, aseguró el presidente ruso, por lo que "si esto es así, entonces, teniendo en cuenta el cambio en la esencia misma de este conflicto, tomaremos las decisiones apropiadas en función de las amenazas que se nos crearán", prosiguió. 

Y es que los rusos tienen muy claro que ese tipo de armamento solo puede ser utilizado «por personal militar de los países de la OTAN», ayudado por los satélites de inteligencia de la UE o de EEUU. 

Además, algunos de esos proyectiles, de nombre Storm Shadow, son fabricados en Reino Unido. 

Poco antes, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, lo había dado por hecho: “No tenemos dudas de que ya se tomó la decisión sobre el levantamiento de las restricciones para el empleo de armamento de largo alcance para atacar territorio ruso”. 

Mientras, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, confirmaba que Rusia ha emprendido una contraofensiva en Kursk.