Como comentamos la semana pasada, tras la retirada forzosa del presidente Joe Biden como candidato presidencial, la progresía mediática está efectuando una campaña mediática sin precedentes de apoyo masivo a la vicepresidenta Kamala Harris, quien será encumbrada como candidata presidencial demócrata en la Convención Nacional del partido que tendrá lugar los próximos días 19 a 22 de agosto en la ciudad de Chicago.

Ahora, la gran cuestión es a quién elegirá como candidato a vicepresidente Kamala Harris. La mayoría de nombres que suenan son hombres de raza blanca y, en general, pertenecientes a Estados clave, dado que Harris se está centrando en movilizar el voto de las minorías raciales, particularmente de los afroamericanos. La cuestión no es baladí, el electorado blanco es el talón de Aquiles de los demócratas, y a pesar de que la hegemonía republicana en este grupo demográfico es indiscutible, los demócratas necesitan mejorar sus datos de intención de voto, dado que, en caso contrario, la contienda electoral se les puede hacer cuesta arriba.

Así, entre los posibles elegidos destacan los siguientes:

  • Mark Kelly, senador por Arizona de 60 años. Exmilitar y astronauta, representa a uno de los Estados más decisivos de la cara a la contienda presidencial. Está casado con la excongresista demócrata Gabby Giffords, quien a punto estuvo de perder la vida en un tiroteo en el año 2011, y quien desde entonces se ha convertido en el gran icono demócrata en la lucha contra las armas de fuego. Abortista radical, cargó con dureza contra el senador por Ohio y candidato republicano a la vicepresidencia J.D.Vance por sus posturas a favor de la vida.
  • Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania de 51 años. Sería el segundo candidato judío a la vicepresidencia, después de Joe Liberman, quien fue compañero de fórmula de Al Gore en las presidenciales del año 2000. Gran defensor del Estado de Israel, precisamente esa cuestión puede jugar bien a su favor o en su contra para ser vicepresidente demócrata. Si bien podría suponer un guiño al electorado judío, al mismo tiempo, puede perjudicar la intención de voto entre los jóvenes del partido, que son mayoritariamente propalestinos, al igual que buena parte de la formación progresista. Recúerdese que como ya contamos, destacados líderes del partido se negaron a condenar los salvajes ataques terroristas de Hamas del pasado 7 de octubre que acabaron con la vida de 1.189 personas. Bajo una moderada apariencia, Shapiro encierra uno de los perfiles más radicales a nivel ideológico. Durante su mandato como fiscal general de Pensilvania, cargo que ocupó antes de ser gobernador, destacó por emprender una agresiva política de investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia Católica, tratando siempre de manifestar que el Vaticano conocía los hechos. En su contra juega, su escasa experiencia ejecutiva, dado que asumió el cargo de gobernador el año pasado. Sin embargo, juega a su favor que Pensilvania es uno de los Estados clave más importantes, por ser el más poblado dentro de los más disputados, y el resultado es más incierto. Cabe recordar que Trump se llevó el Estado en las elecciones presidenciales de 2016 y Biden hizo lo propio en 2020.
  • Tim Walz, gobernador de Minesota, de 60 años. Ocupa el cargo desde el año 2019, con anterioridad representó al Estado en la Cámara de Representantes por más de una década. Entre sus “logros progresistas” destaca la legalización del cannabis en su Estado. Firme defensor del aborto y la ideología LGTBI, representa al Estado de Minesota, un símbolo para los demócratas, dado que no han perdido allí una elección presidencial desde 1972. A pesar de que Minesota es un Estado donde Trump ha avanzado terreno para los republicanos, sigue siendo un Estado demócrata, que en principio, no resultará decisivo para las presidenciales.
  • J.B. Pritzker, gobernador de Illinois de 59 años. Multimillonario integrante de la familia Pritzker, dueña de la cadena hotelera Hyatt, ocupa desde 2019 el cargo, habiendo destacado como uno de los mayores activistas a favor del aborto del partido, su organización, Think Big America, ha financiado campañas a favor del aborto por todo el país. Su gran lastre es que Illinois es uno de los grandes feudos demócratas, con lo que no es decisivo para las elecciones de noviembre.
  • Pete Buttigieg, secretario de Transporte de la Administración Biden de 42 años. Buttigieg fue alcalde de South Bend entre 2012 y 2020. Saltó a la fama nacional en las primarias presidenciales demócratas de 2020, donde se impuso en los caucus de Iowa que dan el pistolerazo de salida, sin embargo, para evitar el avance del senador Bernie Sanders, apoyó al igual que el aparato del partido a Joe Biden y retiró su gran candidatura. Biden premió su apoyo con un puesto en su gabinete. Abiertamente homosexual, goza de gran popularidad entre los jóvenes del partido y particularmente en el movimiento LGTBI, sin embargo, su controvertida gestión al frente de Transporte y su escasa capacidad para apelar a los votantes de centro hace que su nombre suene con escasa fuerza.
  • Andy Beshear, gobernador de Kentucky de 46 años. Beshear es uno de los grandes favoritos, es hijo de Steve Beshear, quien también fue gobernador del Estado. Tiene varios puntos a su favor. Es uno de los gobernadores más jóvenes del país, que además gobierna en un Estado republicano como Kentucky, lo cual hace que a muchos recuerde a Bill Clinton, quien antes de ser presidente, estuvo al frente del ejecutivo de Arkansas. Se considera que podría ser un buen contrapeso al tándem republicano, donde Vance de apenas 39 años, es un activo que dota de vitalidad a la campaña, frente a Trump, de 78 años, y Kamala Harris, que cumplirá 60 años el próximo mes de octubre. Su principal punto en contra es que es desconocido a nivel nacional.

Otros nombres que sonaban para el puesto han declinado su interés en asumir el cargo, como son el gobernador de Carolina del Norte Roy Cooper y dos de los líderes más relevantes del partido, la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer y el gobernador de California Gavin Newsom. En el caso del californiano, con grandes aspiraciones presidenciales, su gran ventana electoral se abriría en las presidenciales de 2028, en el caso de ser derrotada en noviembre Kamala Harris. Además, representa al mismo Estado que la vicepresidenta, lo cual supondría que uno de los dos tendría que cambiar de residencia para presentarse conjuntamente. Algo especialmente complicado en el caso de Newsom, teniendo en cuenta que es el jefe del ejecutivo estatal.