Como primer ministro, Don David, fue el hombre del referéndum escocés, que ganó por la mínima, y el hombre del Brexit, que perdió
El primer ministro británico, Rishi Sunak, continúa dando tumbos. Ahora ha cesado a la titular de Interior, cabezota pero honrada, Suella Braverman, por criticar a su propia policía. Bueno, más bien porque Braverman, hija de emigrantes africanos, no está dispuesta a ceder ante la ola progre pro-palestina y anti-israelí que cruza Europa.
Lo más llamativo es que Sunak ha recuperado como titular de Exteriores, nada menos que a David Cameron, el primer ministro responsable del referéndum de Escocia, que ganó por los pelos y del referéndum Brexit que perdió de mala manera.
A Cameron se le daba por amortizado en política. Un niño bien, miembro de un club de millonarios gamberros y borrachos (el Bullingdon Club), aristócrata, caprichoso, estadista veleta y moralmente frívolo. Sunak le eleva a canciller y le rebaja respecto a su último cargo público, el de primer ministro en el Número 10.