Reino Unido se ha convertido en el ejemplo perfecto de cómo la sociedad se ha ido degenerando y suceden cosas que no nos dejan de sorprender. Les contábamos la multa de 20.000 libras a una señora por llevar un cartel en el que podía leerse "Estoy aquí para hablar, si tú quieres". 

O la pasada semana, en la que les contamos los más de 90 niños de 3, 4 y 6 años expulsados de la guardería, por 'tránsfobos', la decisión de la Universidad de Oxford de revisar el latín, para adaptarlo y hacerlo inclusivo, para las personas trans y no binarias y que un colegio había suspendido la celebración de la Pascua y, en su lugar, conmemoraría la 'semana de los refugiados'. O la revisión de Juana de Arco como 'no binaria'.

En esta necedad creciente, desbordante y preocupante, se ha conocido que Karina Conway, madre de dos hijas, ha sido vetada durante meses de la escuela primaria de su hija por atreverse a cuestionar la enseñanza de contenidos transgénero a menores de apenas nueve años.

El colegio le ha prohibido el acceso tras acusarla de "quejas maliciosas", "actitudes inapropiadas" y de criticar públicamente el adoctrinamiento escolar.

Todo comenzó cuando Conway descubrió que a niños de 11 años se les estaba enseñando que la "identidad trans" es una característica protegida por ley, afirmación que además de ideológica, es falsa desde el punto de vista jurídico. En 2023, Conway organizó una protesta frente al colegio junto a Kellie-Jay Keen, reconocida activista por los derechos de las mujeres y crítica del activismo trans. El colegio, lejos de entablar diálogo, llamó a la policía.

Esto hizo que el colegio le impusiera una prohibición de acceso por cuatro meses, alegando que había usado un "lenguaje desagradable", que "se burló de una profesora" y que sus quejas eran "vejatorias".

Sin embargo, la madre asegura que sólo señalaba los errores del contenido educativo y la proyección de material sexual que a su parecer es "demasiado gráfico" para la edad de los alumnos. Meses después, desde la escuela le ofrecieron levantar la prohibición a cambio de su compromiso de no publicar más comentarios negativos. 

"Los colegios deben enseñar de forma neutral. Las madres no tendríamos que corregir los deberes del centro, pero si lo hacemos y señalamos errores, al menos deberían respetarnos".