No veíamos tan timorato ni tan pusilánime a Pedro Sánchez desde hacía tiempo. Salió de Madrid triunfante, tras un Comité Federal del partido donde llegó a decir que seguirá en el poder con apoyo parlamentario o sin él. Fíjense: y yo que pensaba que cuando un primer ministro perdía el apoyo parlamentario se marchaba a su casa.

Una curiosa violación de la esencia misma del sistema democrático pero -¡milagro!- al llegar a Pekín el león se convirtió en cordero ante el depredador Xi Jinping: Sánchez se arrugó.

Así, el dictador comunista chino le llevó del ronzal y, en enternecedora imagen para las cámaras, le enseñó los pececitos del estanque por donde le había concedido el honor de pasear con él. Enternecedor.

Veamos: Europa se ha cansado de la colonización china en distintas materias, en concreto en el automóvil eléctrico. Bruselas ha hecho lo mismo que hizo Donald Trump hace siete años y que Joe Biden ha seguido haciendo: aranceles para el coche eléctrico chino. Es entonces cuando Xi Jinping, un personaje tan totalitario y con más poder que el mismísimo Mao Zedong, el mayor homicida de toda la edad moderna, recibe al eslabón mas débil de Europa con un chantaje chino: recuerda que aunque la balanza comercial china con España es de nueve a uno (importamos 45.000 millones de China y exportamos a China 5.000) todo es susceptible de empeorar. Ejemplo: China es el primer importador de productos de cerdo de España y si nos dejan de comprar tendremos un problema. No Europa: España. Así que, Pedrito, ya estás presionando a Bruselas para que no imponga aranceles a nuestros cochecitos a pilas.

Naturalmente, don Pedro respondió que la guerra comercial nos hace daño a todos, a algunos más que a otros, y que hay que buscar un acuerdo. ¿Acuerdo en qué Pedro? ¿En que nos vendan menos coches?

El viaje presidencial a Pekín se salda sin una sola concesión comercial por parte de China a España, a pesar de una balanza de 9 a 1

Encima, y a pesar del obsesivo intento de Moncloa por presentar a Pedro Sánchez siempre acompañado de grandes líderes mundiales, aunque resulten tipejos indeseables, ante líderes mundiales... oiga. Ni una palabra sobre libertades, el demócrata Sánchez, el defensor de los palestinos d Gaza y de toda la causa noble, defensor de la democracia en el mundo, ante Xi Jinping, ni pronuncia la palabra libertad, o derechos humanos, o simplemente democracia... en la mayor dictadura del planeta. ¿Qué pasa? es que la libertad ha pasado de moda en el mundo o sencillamente que Sánchez es fuerte con el débil y débil con el fuerte.

En resumen, el viaje presidencial a Pekín se salda sin una sola concesión comercial por parte de China a España, a pesar de la precitada balanza comercial de 9 a 1 a favor de China.

Además, el viaje quedó eclipsado por la campaña de embustes del canciller Albares con el caso Edmundo González y Venezuela... que en Hispanoamérica sí que España, la madre patria, tiene mucho que decir y no lo dice.

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En el colmo del sofisma, Albares pergeñó uno de sus discursos redondos: no ha habido negociación con el tirano Maduro porque no ha habido contrapartidas. A ver, encuentre usted una contrapartida. La respuesta es sencilla: la contrapartida es que España ha permitido a Maduro poner un océano de por medio entre él, que ha usurpado el poder, y el vencedor de las pasadas elecciones, Edmundo González, quien ha pedido asilo político por miedo al tirano.

He ahí la contrapartida y he ahí por qué el tirano caribeño se muestra feliz con la marcha-huida de don Edmundo a Madrid, la misma ciudad donde vive su protector español, Rodríguez Zapatero.

Desde luego, el gobierno español no va a mover un dedo en favor de la oposición venezolana.

Servil ante Xi Jinping, servil ante Maduro. Pero, eso sí, durísimo con la derecha y la ultraderecha... como creo haber dicho antes.