Alberto Núñez Feijóo se fue a Bruselas, donde Ursula von der Leyen, de su mismo partido, que hasta hace bien poco ni se dignaba recibirle, le ha rodeado con la misma espléndida sonrisa que apenas un mes atrás dedicaba a Pedro Sánchez
Alberto Núñez Feijóo se fue a Bruselas, donde Ursula von der Leyen, de su mismo partido, que hasta hace bien poco ni se dignaba recibirle, le ha rodeado con la misma espléndida sonrisa que apenas un mes atrás dedicaba a Pedro Sánchez.
Y allí ha soltado que le gusta la reforma laboral de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Recuerden que la reforma laboral fue aprobada por los pelos en el Congreso, gracias a que el diputado pepero Alberto Casero, se equivocó. De otra forma, no habría obtenido los votos necesarios.
Pues bien, ahora Feijóo asegura que es una buena reforma y que, salvo ciertos flecos, la mantendrá cuando sea presidente. Él ya habla como si hubiera ganado las elecciones y es cierto que la mayoría cree que obtendrá mayoría, pero también hay quien lo duda, como hay quien recuerda que Sanchez, antes de abandar la Moncloa, es capaz de hacer cualquier cosa.
En cualquier caso, si su partido se opuso con denuedo a la reforma Díaz, ¿por qué ahora dice que es estupenda?
Precisamente la reforma laboral de Yolanda Díaz, la que nos ha llevado a ser el país con más paro de toda la UE y toda la OCDE. Una reforma que reforma la escasísima reforma de Fátima Báñez, que apenas aligeraba la indemnización por despido... y que Díaz volvió a subir, además de forzar contratos fijos falsos, una trampa estadística la que tan aficionada es la izquierda. Sólo la segunda ególatra del Ejecutivo, la pedantísima Yolanda Díaz, es capaz de asegurar que su reforma es un éxito. Y, sin embargo, Feijóo la mantendrá.
La única alternativa laboral y la que permitiría alcanzar el sueño del pleno empleo es la que tenga en cuenta estos tres factores, que no agradan ni al PSOE ni al PP: despido libre, con indemnización pactada de antemano, cuotas patronales bajas o eliminadas y sustituidas por el IVA para pagar las pensiones y finalmente, salarios dignos, pero no el coste laboral para el empresario sino el dinero que el trabajador se lleva a casa.
Estamos gobernados por un socialdemócrata de izquierdas llamado Pedro Sánchez y en breve podemos estar gobernadod por un socialdemócrata de derechas llamado Núñez Feijóo. No se diferencian mucho y ambos se comportan de la misma forma: lejos de mí el menor asomo de liberalismo, eso que tanto necesita España.
Por lo demás, lo de Balmes. Feijóo es un conservador. Es decir, que conservará la abominable revolución sanchista.