Como hemos venido contando en Hispanidad, a pesar de la histeria desatada por los aranceles, lo cierto es que, una vez más, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a jugar de farol y ha tomado el pelo a toda la progresía occidental. Así, a base de órdagos fingidos, Trump ha pasado de fijar aranceles a un amplio abanico de naciones, a una pausa temporal de los mismos, con una excepción, a China, a la que se los ha elevado al máximo.

Así, Trump desvela la carta oculta que estaba jugando, que era distraer la atención para acabar poniendo el foco en la tiranía comunista china, que con su política de dumping está colonizando la economía de los países occidentales, jugando con reglas desiguales.

No es casualidad, ya en su primer mandato Trump confrontó al régimen dirigido por Xi Jinping con firmeza desde el plano económico y de inteligencia. Así en 2018, su primera Administración creó el programa Iniciativa China. Al frente del mismo se encontraba la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos, con el propósito de contrarrestar el espionaje chino en el mundo empresarial y de investigación estadounidense, para evitar el robo de información y tecnología estadounidense por parte de China. Así, el objetivo era identificar y procesar a los involucrados en el hackeo, robo de secretos comerciales y espionaje económico a favor del gobierno comunista chino. Todo eso cambió con la llegada al poder de Joe Biden, quien puso fin a este programa, a la par que la sombra de China se cernía sobre el Partido Demócrata, con importantes altos cargos de la formación progresista bajo sospecha de vínculos con el régimen comunista.

El plan del presidente Trump ha sido desvelado por el mismo secretario del Tesoro de Estado Unidos,Scott Bessent, quien ha indicado:

Todo esto estuvo nuevamente impulsado por la estrategia del presidente. Él y yo tuvimos una larga conversación el domingo y esta fue su estrategia todo el tiempo. Incluso se podría decir que llevó a China a una mala posición. Ellos respondieron, se han mostrado ante el mundo como los malos actores y estamos dispuestos a cooperar con nuestros aliados y con nuestros socios comerciales que no tomaron represalias”.

Y el plan del presidente parece funcionar. El primero en responder a la llamada ha sido el primer ministro de Canadá, el progresista Mark Carney, quien a pesar de que en quince días tendrá que enfrentarse a las urnas a su rival conservador, Pierre Poilievre, y que inició su campaña con un alegato contra Trump, tras anunciar el republicano la pausa de las tarifas a todas las naciones afectadas con la excepción de China, ahora en tono conciliador ha asegurado que se compromete rápidamente a negociar una “nueva relación económica y de seguridad” con Estados Unidos.

“La pausa sobre los aranceles recíprocos anunciada por el presidente Trump es un respiro bienvenido para la economía global… Como hemos acordado el presidente Trump y yo, el Presidente de los Estados Unidos y el Primer Ministro canadiense iniciarán negociaciones sobre una nueva relación económica y de seguridad inmediatamente después de las elecciones federales, manifestó Carney.