La oficina de Kevin McCarthy, nuevo presidente de la Cámara de Representantes, fue invadida por proabortistas
A punto de terminar el recuento de las elecciones de mitad de mandato, se consolida la mayoría republicana en el Congreso, que tras alcanzar el decisivo escaño 218 que marca la mayoría absoluta, los conservadores se harán con casi total seguridad con 222 asientos.
Con la nueva mayoría republicana, el actual líder de la minoría republicana, Kevin McCarthy, de 57 años, se convertirá, salvo sorpresa de última hora, en el próximo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Desde 2007, es congresista federal por California, representando al distrito vigésimo tercero, que abarca la ciudad de Bakersfield, uno de los escasos feudos conservadores en la progresista California. En 2011, fue elegido como jefe de bancada republicana y por ende, número tres de los conservadores en el Congreso. Entre 2014 y 2019, ejerció como líder de la mayoría republicana en la Cámara, es decir, como número dos, durante el período en que el republicano Paul Ryan ejerció como presidente de la Cámara de Representantes. Tras perder los republicanos el control del Congreso durante el mandato de Ryan, en 2019, McCarthy se convirtió en líder de la minoría republicana en la Cámara, cargo que ha ocupado hasta la actualidad.
Contrario al aborto y al matrimonio homosexual y defensor de la libertad religiosa, habiendo abogado por comenzar cada sesión de la Cámara orando, la intervención de McCarthy fue decisiva para bloquear los procedimientos de impeachment contra el expresidente Trump, logrando que la práctica totalidad de legisladores republicanos votaran en contra de la cacería orquestada por los demócratas. También han sido relevantes sus desencuentros con la actual presidenta y líder demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, particularmente en relación a la farsa del Comité de Investigación del Asalto al Capitolio. Cuando tuvo lugar su constitución, McCarthy designó una serie de congresistas republicanos para formar parte de la comisión. Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, los vetó afirmando que “sería ridículo que congresistas favorables a Trump formaran parte de la Comisión”. McCarthy cargó contra Pelosi señalando que, la elección de los integrantes de la comisión se había realizado en base a que todos ellos compartían la misma narrativa preconcebida por los demócratas.
La elección de McCarthy supondría un clara refuerzo ideológico para los conservadores estadounidenses. Nada más conocerse que los republicanos alcanzaban la mayoría de la Cámara, McCarthy ha situado el objetivo en el peligroso sector antisistema del Partido Demócrata, liderado en el Congreso por las congresistas Alexandria Ocasio Cortez e Ilhan Omar. McCarthy ha anunciado que expulsará del Comité de Asuntos Exteriores a Omar, por sus posturas antiestadounidenses y antisemitas.
También ha anunciado que la ahora mayoría republicana investigará los casos de corrupción de la familia Biden y que pondrán el foco en la utilización del FBI como arma política, dado que la agencia federal está cada vez más cuestionada por su clara vinculación con los demócratas, promoviendo la cacería contra Trump y la oposición republicana.
Del mismo, ha señalado que promoverá una investigación contra el secretario de Seguridad Nacional de Biden, Alejandro Mayorkas, por su papel en la crisis humanitaria y de inseguridad que sufre la frontera de EEUU y que, en caso de que se niegue a renunciar al cargo, los republicanos promoverán un procedimiento de impeachment.
McCarthy siempre ha sido un reconocido trumpista, de hecho en 2016 fue uno de los primeros altos cargos republicanos en apoyar en las primarias republicanas al entonces candidato Donald Trump. Una decisión valiente que le valió el ataque entre otros, de su entonces jefe de filas, Paul Ryan, uno de los baluartes del decrépito establishment republicano.
Según los últimos sondeos, Donald Trump es el candidaio mejor situado para ganar las primarias republicanas, con entre 14 y 30 puntos de ventaja sobre sus rivales
Precisamente Ryan ha vuelto a semana a los medios, para practicar su deporte favorito: criticar a Donald Trump. Preguntado por las primarias republicanas para las presidenciales de 2024, Ryan ha vuelto a reiterar que “él siempre será un opositor a Trump y que los votantes republicanos saben que con él perdemos elecciones”. Emulando a otro fiasco electoral antitrumpista como Liz Cheney, sorprende que Ryan asegure que Trump, que sí ha sido elegido presidente sea un lastre electoral, cuando precisamente ha sido el liderazgo histórico republicano al que pertenece Ryan el que ha llevado a la debacle a la formación. Recordemos que siendo Ryan presidente de la Cámara de Representantes, los republicanos perdieron el Congreso y que Ryan fue candidato republicano a vicepresidente en las elecciones presidenciales de 2012, siendo candidato Mitt Romney, y el tándem Romney/Ryan impulsado por el oficialismo republicano fue claramente derrotado en las urnas por Barack Obama y Joe Biden. Ryan, por tanto no es quien para hablar de éxitos electorales, más bien debería volver al retiro político donde le enviaron no solo los electores estadounidenses sino también las propias bases republicanas. Nuevamente Ryan, al igual que otros republicanos como Liz Cheney, confunden sus deseos con la realidad, dado que el apoyo a Trump por parte de los republicanos sigue siendo abrumador. De hecho, tras presentar su candidatura, Trump mantiene una ventaja, según los primeros sondeos publicados, de entre 14 y 30 puntos sobre el hasta ahora único posible candidato alternativo, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.