El 9 de enero es una fecha importante en Venezuela, por ser la jornada previa al día de la toma de posesión de la presidencia del Gobierno, a la que aspiran el vencedor de las elecciones del pasado 28 de julio, el opositor Edmundo González; y el actual presidente Nicolás Maduro, que quiere mantenerse en el poder para seguir tiranizando a la nación. 

Ambos candidatos tienen sus apoyos en la esfera internacional.

Al dictador Nicolás Maduro le respaldan los gobiernos ultraizquierdistas de Iberoamérica.

Así, por ejemplo, aunque el presidente brasileño Lula da Silva exigió en su día a Maduro la publicación de las actas electorales -cosa que este ha ignorado- finalmente va a enviar a su embajadora en Venezuela  a la toma de posesión del dictador.

Por su parte, el colombiano Gustavo Petro -que al igual que Lula exigió a Maduro la publicación de las actas electorales- también va a enviar a un representante de su Gobierno a la toma de posesión de Maduro. Eso sí, advierte que en Venezuela se detiene a defensores de los derechos humanos, lo mismo que hacía él como guerrillero. y que eso está muy mal. Digamos que apoya a Maduro pero con reparos.

Y la misma postura ha adoptado la mexicana Claudia Sheinbaum, que también mandará una representación a la toma de posesión del tirano chavista, a pesar de que en un primer momento se declarase "imparcial". 

Por supuesto, las dictaduras comunistas de Miguel Díaz Canel en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua se apresuraron a reconocer a Maduro como el vencedor de las elecciones.

Entre los gobiernos izquierdistas se ha desmarcado el chileno Gabriel Boric, que no apoya a Maduro, sino a Edmundo González, que ha llegado a retirar a su embajador en Caracas y que, por supuesto, no enviará representante alguno a la ceremonia chavista. 

Pero atención a esto: Maduro ha asegurado que ha detenido a un funcionario del FBI y a un militar estadounidense... Porque con Donald Trump al frente de EEUU, lleva las de perder.