Venezuela es un maravilloso país hermano que ha caído en las garras del comunismo y del socialismo desde que Hugo Chávez llegó al poder (1999) y fue sustituido por Nicolás Maduro (2013).

El comunismo se caracteriza por el hecho de que si llega al poder, ya no lo abandona y somete a la población a la miseria, la represión y el terror

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Y es lo que, desgraciadamente, ha ocurrido, en Venezuela, como se ha demostrado con las elecciones del pasado 28 de julio, en la que ganó, de largo, la oposición (como ya han demostrado ellos mismos). Pero el chavismo no ha abandonado el poder y para ello ha falsificado los resultados electorales. 

Lo admirable es que, lejos de caer en el desánimo, la desesperanza y la depresión, los opositores siguen luchando por la libertad: "Después de seis días de brutal represión, creyeron que nos iban a callar, a parar o atemorizar… miren la respuesta". 

Además, la oposición venezolana ha convocado para el próximo sábado 17 de agosto una "gran protesta mundial"

Por su parte el candidato opositor en las elecciones del 28 de julio, Edmundo González, aseguró que "la verdad prevalecerá":

A todo esto, el diario The Wall Street Journal ha informado de que el Gobierno de EEUU ha ofrecido a Nicolás Maduro que abandone el poder a cambio de la amnistía, pues se enfrenta a graves acusaciones por parte del Departamento de Justicia, como la acusación de “inundar” a Estados Unidos con cocaína. 

Pero el dictador venezolano sigue a lo suyo: la represión y la censura. Por la represión, la dictadura habría acabado con la vida de 24 personas y habría detenido a unas 1.300 personas (unos 115 menores de edad).

Y en cuanto a la censura, Maduro ha prohibido el uso de la red social X: "¡Fuera Elon Musk!". Además, ha culpado a TikTok y a Instagram de propagar el "odio y el fascismo" en el país, y eliminó WhatsApp de su teléfono, e invitó a que los venezolanos hicieran lo mismo.