Domingo 28 de julio de 2024. Elecciones presidenciales en Venezuela. Esto no ha acabado y Edmundo González, candidato opositor ya ha dicho que el pueblo le ha votado a él, y no a Nicolás Maduro. Ahora bien, el Consejo Nacional Electoral, organismo que debe otorgara la victoria se la ha otorgado a Nicolás Maduro, quien habría obtenido un 51% de los votos por un 43% de Edmundo González, y lo que resulta más preocupante: Vladimir Padrino, ministro de Defensa ha soltado esa amenaza de que el ejército garantizará la paz... la paz tirano Maduro, la paz de los cementerios.

Insistimos: la cosa no ha terminado porque ni el recuento de votos ha finalizado en el momento de redactar esta crónica de urgencia, a la que seguirán otras, pero lo cierto es que oficialmente la tiranía bolivariana asegura que ha vencido, por medio de uno de sus muchos organismos dóciles. Si esta conclusión se confirma supondría que en Venezuela se ha producido un pucherazo ya preparado de antemano.                             

Mientras, el PSOE da un paso más en su camino hacia la radicalidad. En lugar de defender al PP frente a Maduro defiende a Maduro frente al PP y calla sobre la humillación de Coello de Portugal ex-vicepresidente de Vox

Vamos, que Venezuela se cubaniza.

Insisto, esto no ha terminado pero la intención de Nicolasito está clara: sólo se evitará el baño de sangre que él mismo propicia si dejamos que continúe gobernando este sinvergüenza.

Recuerden los avisos de los neo-comunistas Lula, Boric y Petro: amigo Nicolás, el tiempo de las revoluciones violentas, con baño de sangre incluido, ha terminado. Ahora los comunistas nos hemos convertido a Antonio Gramsci: tenemos que ganar las eleciones en las urnas, previo control del discurso cultural imperante, y luego permanecer en el Poder todo el tiempo posible. Esta no es la era de Fidel Castro, Nicolasito: ahora los comunistas adoramos la democracia. La manipulamos sí, pero la defendemos con mucho empeño.

Mientras, en España, el PSOE da un paso más en su camino hacia la radicalidad. Rodríguez Zapatero se ha convertido en el gran asesor de Maduro y Sánchez, en vez de defender a PP, con un portavoz parlamentario y un vicepresidente del Parlamento europeo a los que no se les permitió entrar en Venezuela, se dedican a defender al tirano y a asegurar que sus compatriotas de la calle Génova han montado un "numerito". Naturalmente, ni PSOE ni PP hablan de la detención del ex-vicepresidente de Vox, Víctor Coello de Portugal, interrogado durante horas, desnudo, por la temible policía secreta venezolana. Frente al compatriota, Sánchez defiende al tirano.

El Chavismo es comunismo y el comunismo sólo puede ser detenido por la fuerza y destruido por sus contradicciones internas. Pero, caramba, que el Sanchismo y el Zapaterismo apoyen una dictadura con tanto entusiasmo, en algo que produce una cierta repugnancia.

El Chavismo es comunismo y el comunismo sólo puede ser detenido por la fuerza y destruido por sus contradicciones

Esto no ha terminado pero el pucherazo de Maduro, esperemos que se quede en intento, no deja lugar a dudas. Y cuidado, que sabe que tiene el ejército 'popular' detrás. A fin de cuentas, el Chavismo nació de una golpe militar y, eso sí, se consolidó con unas elecciones fraudulentas y amenazantes. Puro neocomunismo pero créanme, a efectos de libertades y de subsistencia económica es lo mismo que el estalinismo tradicional: pura tiranía.