En Ecuador, el próximo 13 de abril tendrá lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, a las que concurrirán el actual presidente Daniel Noboa (Acción Democrática Nacional) y la correísta Luisa González -candidata de 'Revolución Ciudadana', el partido del expresidente izquierdista Rafael Correa-.
Daniel Noboa tiene 37 años y fue elegido para el cargo en las elecciones extraordinarias de 2023, tras la salida del expresidente Guillermo Lasso (es decir, que completó el período para el que Lasso fue elegido).
Noboa ha tratado de imponer "mano dura" contra las narcobandas, al estilo del salvadoreño Nayib Bukele. Para ello, implantó un Estado de excepción en enero de 2024, que fue prorrogado en el mes de mayo del año pasado, en enero de este año 2025 y el pasado 3 de marzo, en zonas del país con fuerte presencia de bandas criminales.
Todo lo cual no ha servido para evitar la última masacre que ha tenido lugar en Guayaquil: 22 personas asesinadas por una disputa entre entre dos facciones del grupo criminal 'Los Tiguerones'.
Los Tiguerones ha sido declarado organización terrorista por el Gobierno ecuatoriano y se le relaciona con delitos como tráfico de drogas, robos o extorsión.
En cualquier caso lo que ocurre en Ecuador con el crimen organizado es un reflejo del mismo síntoma en otros países hispanoamericanos como Colombia o México -y otros muchos-, donde se advierte la debilidad del Estado frente a la delincuencia, hasta el punto de que el cardenal Arizmendi llegó a asegurar que “hay hechos que confirman que en México gobierna el crimen organizado”.
El modelo para todos ellos es y debería ser El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele ha alcanzado cotas de popularidad nunca vistas debido a su éxito contra las violentas 'maras' y a un resultado electoral “récord en toda la historia democrática del mundo”.
Y es que el ciudadano de a pie sólo quiere vivir en paz y sin miedo a que él o sus familiares sean asesinados: es el derecho a la vida, el primero y el más fundamental de todos los derechos.