Vivimos en un mundo de duros contrastes entre países y hasta dentro de ellos e incluso en una misma ciudad, y también lleno de contradicciones. Una de las más terribles se puede ver en el hecho de que un 30% de los alimentos que se producen en el mundo se desperdicia, según estima la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), mientras al mismo tiempo el hambre crece y alcanzaba a 281,6 millones de personas en 2023, afectando a más del 20% de la población en 59 países, como apuntó el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias.

Colas del hambre / Foto: Pablo Moreno

 

De hecho, el año pasado fue el quinto consecutivo en el que avanzó la inseguridad alimentaria, según reflejó el estudio conjunto de la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Asimismo, alertó del alto riesgo de hambruna y muerte generalizada en Gaza (sobre todo, tras el nuevo conflicto entre Hamás e Israel que empezó el pasado octubre) y en Sudán (en guerra civil desde abril de 2023). No hay que olvidar que la situación de la inseguridad alimentaria ha empeorado desde la crisis derivada de la pandemia del Covid-19 y el estudio identifica como los tres mayores detonadores de las crisis de hambre: los conflictos, los eventos climáticos extremos y los embates económicos. Además, el estudió aludió que la desnutrición aguda empeoró, sobre todo, entre las personas desplazadas a causa de los conflictos y los desastres naturales, lo que llevó a instar que se adopten estrategias que integren la paz, la prevención y la acción de desarrollo con la labor humanitaria de emergencia.

La situación de inseguridad alimentaria ha empeorado desde la crisis derivada de la pandemia del Covid-19 y los tres mayores detonadores de las crisis de hambre son: los conflictos, los eventos climáticos extremos y los embates económicos

 

 

En España, se desperdiciaron 1.170,45 millones de kilos de comida durante el año 2022, como recoge uno de los últimos informes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Este fue uno de los motivos que llevó a que el Gobierno aprobara un proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.

Hace unos meses, la ONG Acción contra el Hambre ha denunciado que 6 millones de personas en nuestro país padecen hambre invisible, pues la crisis del hambre se ha vuelto una pelea silenciosa que invisibiliza tanto a sus actores como a sus consecuencias. Es más, se considera que el iceberg del hambre deja ver fenómenos con los que el ojo del ciudadano parece haberse familiarizado, pero oculta otros muchos que permanecen en la oscuridad y en el banquillo del problema: preocupación por no tener tener suficientes alimentos, dependencia del entorno social, niños que van a la escuela sin desayunar, experimentar hambre.

 

El 13,3% de los hogares españoles -casi 6,24 millones de personas- no tiene acceso regular a alimentos y su cifra se ha incrementado desde la pandemia

Desperdicio de alimentos

 

El 13,3% de los hogares españoles -casi 6,24 millones de personas- no tiene acceso regular a alimentos y su cifra se ha incrementado desde la pandemia del Covid-19, según el informe ‘Alimentando un futuro sostenible, elaborado por la Universidad de Barcelona. La sombra del hambre se extiende desde la pandemia y dentro de todas sus caras, hay un concepto que emerge por encima de los demás: la inseguridad alimentaria. Para Luis González, director de Ingeniería Técnica y Acción Social España de Acción contra el Hambre, “en España la inseguridad alimentaria es un problema, más que el hambre en sí”. De hecho, González considera que “hay una inseguridad alimentaria estructural que está invisibilizada, cuyas causas son complejas y variadas, y requieren un análisis sistémico; no son causa-efecto.

Por seguridad alimentaria, la FAO define “el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre”. Por tanto, la inseguridad alimentaria se puede ver como la falta y/o el incumplimiento de dicho derecho, es decir, un acceso insuficiente a alimentos saludables. La Encuesta de Condiciones de Vida 2023 revela que el 10,4% de la población española sufre inseguridad alimentaria leve o moderada, es decir, casi 5 millones de personas que no tienen la seguridad de poder acceder a una buena alimentación. No hay que perder de vista que la lucha contra el hambre es uno de los grandes retos sociales y la inseguridad alimentaria es el primer paso para dimensionar el problema y mitigarlo. Y una de las herramientas que puede resultar de ayuda es la lucha contra el desperdicio alimentario, que cada vez está ganando protagonismo y relevancia.

Phenix ha referido cinco medidas clave para reducir el desperdicio de alimentos en los supermercados, teniendo en cuenta que un 13% de los alimentos no llegan a venderse y otro 17% se desperdician en el comercio minorista, el sector de la restauración y los hogares

Phenix

 

Los expertos de Phenix, una empresa líder en soluciones para reducir el desperdicio de alimentos, han referido cinco medidas clave para hacerlo en los supermercados, teniendo en cuenta que un 13% de los alimentos no llegan a venderse y otro 17% se desperdician en el comercio minorista, el sector de la restauración y los hogares, según datos de la FAO. Entre estas medidas, estaría: la detección temprana, detectando productos con fechas próximas a vencer y dado que aún persiste el uso predominante de métodos manuales de registro, la digitalización puede reducir el tiempo y hacer más simple dicha tarea; venta a precios reducidos, es decir, aplicar descuentos en productos que pronto vence para favorecer que se vendan antes de que caduquen; donaciones a organizaciones benéficas para las personas que más lo necesitan; garantizar la fiabilidad de los datos; así como sensibilizar y formar al personal de tienda. “Para gestionar de manera eficiente el excedente y reducir el desperdicio alimentario en supermercados y grandes superficies es crucial implementar soluciones integrales y transversales. Esto implica acombinar acompañamiento humano, procesos eficientes, una plataforma digital para la medición y trazabilidad del excedente y la colaboración de equipos. Además, al promover una mejor utilización de los recursos, no solo obtenemos beneficios medioambientales y sociales, sino que también contribuimos a mejorar la rentabilidad de las tiendas”, afirma Jean-Baptiste Boubault, Country Manager de Phenix en España. En definitiva, evitar y reducir el desperdicio de alimentos beneficia a los consumidores e incrementa los ingresos de los establecimientos.

Durante 2023, Phenix consiguió reducir un 95% el desperdicio alimentario de las empresas con las que trabaja (más de 2.000 puntos de venta entre supermercados y cadenas, así como 100 empresas fabricantes y del sector de la distribución alimentaria en Europa), logro una rentabilidad del proyecto superior al 150% y cuadruplicó su facturación. En concreto, salvó más de 37.000 toneladas de alimentos, evitando la emisión de 180.000 toneladas de CO2 y ahorrando más de 173 millones de metros cúbicos de agua, y de todas estas cifras, más de 240 toneladas, 650 toneladas de emisiones y 775.861 de metros cúbicos de agua correspondieron a nuestro país. Todo esto refleja un creciente interés por la gestión eficiente de excedentes y con la aprobación del proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, Phenix se sitúa como uno de los actores clave que apoyará a las empresas españolas a adaptarse a todos los requisitos legales vigentes, al mismo tiempo, que colabora con 3.000 entidades sociales donando los excedentes gestionados. Y de cara a este año, prevé triplicar su impacto social y ambiental, reduciendo el desperdicio alimentario en toda la cadena alimentaria.

En 2023, Phenix salvó más de 37.000 toneladas de alimentos, evitando la emisión de 180.000 toneladas de CO2 y ahorrando más de 173 millones de metros cúbicos de agua

Bene Bono

 

Bene Bono es una startup francesa que llegó a España en febrero de 2023, con el objetivo de comercializar las frutas y verduras ecológicas que las grandes superficies rechazan solo por motivos estéticos pero que están perfectas para su consumo. Empezó por instalarse en Madrid y logró expandir sus operaciones a otras ciudades (Barcelona, Valencia, Vitoria, Bilbao y Zaragoza), alcanzando 3.500 clientes con una suscripción semanal activa a nivel nacional, enviando más de 72.000 pedidos durante el año. Lanzó una app para Android e iOs, donde gestionar los pedidos, visualizar recetas de aprovechamiento y acceder a su nueva Tienda Sostenible. Asimismo, en diciembre, empezó a ofrecer la posibilidad de que las cestas semanales de frutas y verduras se pudieran complementar con otros productos sostenibles (huevos, aceite de oliva, conservas, legumbres, frutos secos, pasta o bebidas vegetales).

La startup francesa ha logrado salvar más de 366 toneladas de desperdicio alimentario, lo que supone 183 millones de litros de agua y un ahorro de 109.800 kilogramos de CO2. La elevada cifra de desperdicio alimentario en nuestro país (1.170,45 millones de kilos durante el año 2022) es uno de los motivos que ha llevado a aprobar el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario el pasado enero y Bene Bono analizó los puntos clave. En relación a los productos imperfectos, se contempla que se incentive la comercialización de productos con fechas de caducidad próximas o de consumo preferente, así como la de productos imperfectos, de temporada y ecológicos. En prevención de pérdidas y despilfarro, se incluye que las empresas de hostelería tendrán que poner a disposición de los consumidores opciones para que se lleven los productos no consumidos y también optar por la donación, así como transformar los alimentos en otros subproductos (por ejemplo, zumos y piensos). De cara a la optimización del trabajo y de los recursos naturales, se pone el foco en la conservación y el correcto aprovechamiento en la producción, planificación y comercialización. Y en concienciación, se pretende sensibilizar a la sociedad de la importancia.

“Todavía queda mucho camino por recorrer respecto al desperdicio alimentario, además de diversos campos de mejora en los que promover el cambio de hábitos y la concienciación. Lo realmente importante es que estas medidas, una vez entre la Ley en vigor, se apliquen correctamente de forma que se alcance el efecto deseado”, ha explicado Sven Ripoche, cofundador de Bene Bono. Desde dicha startup “apoyamos completamente este necesario proyecto de Ley, que se alinea con nuestra propuesta y compromiso por conseguir mitigar el desperdicio alimentario. Así, nos situamos al lado de la Administración en una posición de completa colaboración para conseguir trabajar por este objetivo y concienciar de la necesidad de conseguir buenas prácticas contra la pérdida y desperdicio de alimentos”, ha añadido Ripoche.

Lidl ha evitado el desperdicio de casi 12.600 toneladas de alimentos en 2022 y 2023 al aplicar el 30% de descuento en artículos de caducidad próxima que siguen siendo de elevada calidad

 

 

Lidl

 

La cadena de supermercados alemana Lidl es una de las que se han comprometido en la lucha contra el desperdicio alimentario y ha evitado el desperdicio de casi 12.600 toneladas de alimentos en 2022 y 2023 al aplicar el 30% de descuento en artículos de caducidad próxima que siguen siendo de elevada calidad. Asimismo, ha impulsado la donación directa de alimentos a entidades sin ánimo de lucro: más de 2.500 toneladas de alimentos a 170 entidades sociales que colaboran con familias vulnerables o en riesgo de exclusión. A todo esto se suma la revisión y mejora constante de sus procesos logísticos y la optimización de pedidos en los puntos de ventas, así como la nueva plataforma de planificación de la demanda automatizada para evitar productos excedentes en tienda y la plataforma basada en Inteligencia Artificial gratuita y pública ‘Sabrosas Sobras’ que ayuda a las familias a reducir el desperdicio de alimentos en el hogar al transformar y combinar ingredientes para crear recetas con los alimentos que tienen en casa.

Kamarere detalla que en España se pierden cada año 1,7 millones de alimentos a lo largo de la cadena de suministro

Otro ejemplo es el de Kamarere, empresa puesta en marcha en 2023 por la ingeniera técnica industrial Virginia Fraderes que se lanzó a fabricar ingredientes deshidratados en formato polvo con frutas y verduras que son descartadas por motivos estéticos y que proceden de agricultores locales. Entre estos ingredientes deshidratados se encuentran: fresas, calabaza, col rizada, cebolla y pimiento caramelizados, manzana con canela, concentrado de verduras, etc. “Lo que procuro es hacer productos que no existan en un lineal convencional, que tengan una utilidad a nivel de coctelería, repostería, panificación… uso doméstico”, ha explicado. En su página web, detalla que en nuestro país se pierden cada año 1,7 millones de alimentos a lo largo de la cadena de suministro, lo que supone el “mayor problema en el sector hortofrutícola ya que casi la mitad de las frutas y verduras acaba en la basura” y que “queremos ser parte de la solución y no del problema y por eso toda nuestra materia prima procede de mermas de este sector”. Sus retos son: promover una segunda vida de los alimentos, disminuir la generación de residuos, reducir el despilfarro alimentario y prolongar la vida útil de los productos.