La maduración del sistema visual comienza desde el mismo momento del nacimiento
El estrabismo es uno de los problemas oculares más frecuentes de la infancia, pero no es el único. Está claro que es fundamental reconocerlo en su etapa más temprana, ya que cuanto antes tengamos el diagnóstico y el tratamiento, mejor se podrá rehabilitar la visión del niño y que éste alcance una maduración visual lo más correcta posible.
Así lo defiende el doctor Daniel Ríos Simón, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Marbella, quien alerta de que el “periodo crítico” para tratar el estrabismo habitualmente se establece antes de los 8-9 años, edad considerada “límite” en el desarrollo de la visión.
“Cualquier intervención anterior a esta edad tiene muchas posibilidades de mejorar la visión del niño. Más allá de esta edad, también es posible establecer un tratamiento para mejorar el estrabismo, pero éste tendría menos opciones de mejorar el desarrollo de la visión, ya que ya se habría alcanzado la madurez del sistema visual”, advierte. Es más, sostiene que cuestiones como el ojo vago, o una visión tridimensional pobre, apenas podrían tener mejoría en la edad adulta, incluso logrando una alineación satisfactoria de los ojos.
En el estrabismo se aprecia una desviación, horizontal o vertical, tanto en uno como en ambos ojos.
De hecho, el doctor Ríos subraya que el ojo vago es una de las causas que predispone a problemas serios de visión en la etapa adulta: “Ante cualquier enfermedad o accidente del ‘ojo sano’, la persona tendría ya afectada anteriormente la visión del ojo vago, por lo que su rendimiento laboral, su autonomía, sus relaciones sociales y, en general, su calidad de vida, podrían verse gravemente afectadas”.
Cuando se pierde la alineación en el caso de los bebés
Asimismo, este oftalmólogo señala que la maduración del sistema visual comienza desde el mismo momento del nacimiento. “Ante el recién nacido se presentan estímulos visuales (luz, movimiento, objetos, colores) de tal manera que su visión va desarrollándose conforme a su proceso de crecimiento”, indica.
Ahora bien, precisa que en dicho proceso de desarrollo, el cerebro busca que ambos ojos siempre miren al mismo punto, para así desarrollar la visión en tres dimensiones o estereopsis, una cualidad inherente a la visión humana, y de otros muchos animales, y que nos permite manipular objetos, o por ejemplo el calcular distancias.
“En general, la estereopsis nos facilita el interactuar de manera precisa con el entorno que nos rodea. Eso sí, cuando la alineación de ambos ojos se pierde, la desviación de los ojos se conoce como estrabismo”, aclara, a la vez que precisa que esto es ‘normal’ aproximadamente hasta los 3-4 meses de edad. No obstante, destaca que, más allá de esta edad, si la desviación persiste o se hace más continua, sí podemos estar ante un caso de estrabismo que requiera valoración especializada, en este caso por el médico oftalmólogo, sostiene el experto de Quirónsalud Marbella.
Principales síntomas de estrabismo infantil
Con todo ello, el doctor Daniel Ríos Simón señala que en el estrabismo se aprecia una desviación de los ojos, pudiendo ser ésta en horizontal o en vertical, y tanto en uno, como en ambos ojos.
El abordaje del estrabismo es habitualmente multidisciplinar, y no todos los casos se tratan de la misma manera, ni los mismos tratamientos tienen iguales resultados en todos los pacientes
En líneas generales, el especialista de Quirónsalud Marbella precisa que cuando apreciamos la desviación, uno de los ojos si está enfocando el punto en cuestión, y el otro es en el que se aprecia la desviación. “No tiene por qué verse afectado siempre el mismo ojo, ya que en ocasiones podemos apreciar cómo es el otro ojo el que se desvía, permaneciendo recto el que veíamos desviado antes”, sostiene.
Además, indica este oftalmólogo que, en otras ocasiones, podemos apreciar cómo el niño se muestra torpe, puede llegar a tropezar frecuentemente, o a caminar de manera irregular, así como torcer la cabeza al mirar algo, o guiñar los ojos al fijarse en un objeto.
“Las causas fundamentales del estrabismo son: problemas de refracción (es decir, que los ojos tienen una graduación elevada y se necesita usar gafas) que obligan a los ojos a hacer un gran esfuerzo para ver, induciendo la desviación de estos; problemas en la estimulación nerviosa y/o en los músculos que gobiernan el movimiento de los ojos; y problemas estructurales del ojo propiamente dicho, que impiden la visión e inducen su desviación”, detalla este experto.
¿Un niño con estrabismo ve igual que el resto?
Sobre si un menor con estrabismo ve igual que el resto, el doctor Ríos explica que todo depende del tipo de estrabismo que padezca y del grado de afectación: “Hay casos en los que la visión apenas se afecta, y aun con la presencia de estrabismo, ésta se desarrolle de manera normal; y otros en los que la desviación de los ojos induzca problemas en la visión (lo que se conoce como ambliopía, o más comúnmente denominado ‘ojo vago’), falta de desarrollo en su visión en tres dimensiones, o derive en problemas en el rendimiento escolar, por ejemplo”.
Igualmente, el doctor apunta que el abordaje del estrabismo es habitualmente multidisciplinar, y no todos los casos se tratan de la misma manera, ni los mismos tratamientos tienen iguales resultados en todos los pacientes. “Primeramente, es fundamental acudir al oftalmólogo ante cualquier duda o sospecha de problema visual. Una vez examinado al niño puede ser necesario prescribir gafas para corregir el defecto refractivo de sus ojos, de manera que mejorando su visión mejoraría el grado de alineación ocular”.
El “periodo crítico” para tratar el estrabismo se establece, habitualmente, antes de los 8-9 años, edad considerada “límite” en el desarrollo de la visión.
En otras ocasiones, prosigue el doctor Ríos, debe penalizarse la visión del ojo sano o dominante, es decir, del ojo que habitualmente se aprecia recto, ya que al impedir la visión de este ojo obligaríamos a ‘enderezar’ el ojo desviado. “Esto habitualmente se realiza mediante la oclusión con los famosos parches que siguen demostrando ser uno de los tratamientos más efectivos en el ojo vago y en el estrabismo”, recuerda.
Si la penalización no puede realizarse con parches, otra opción sería la utilización de gotas que dilatan la pupila del ojo sano, o incluso una combinación de parches y gotas; o bien ser necesaria la cirugía del estrabismo, en la que se altera la posición de los músculos que mueven los ojos para así conseguir la alineación de estos. Ante cualquier duda o sospecha, es conveniente acudir lo antes posible al oftalmólogo.
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