La estenosis valvular aórtica tiene lugar por la degeneración y calcificación del tejido valvular
Hasta hace algunas décadas las enfermedades de las válvulas del corazón eran típicas en los muchachos más jóvenes, y principalmente como consecuencia de la fiebre reumática.
Hoy en día esto no es así y la patología valvular suele ser más frecuente entre las personas de edades más avanzadas.
Según datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la patología valvular más frecuente en mayores es la estenosis aórtica severa, un estrechamiento anormal en la válvula aórtica, que afecta al 5,5% de la población mayor de 75 años, y al 8,1% de los mayores de 85 años.
“Puede derivar en fibrilación auricular, ictus, insuficiencia cardiaca o hipertensión pulmonar. Se considera una enfermedad grave en el momento en el que empiezan a aparecer los síntomas (dolor torácico, tos, insuficiencia respiratoria, fatiga, palpitaciones o desmayos), por lo que es necesario recurrir al tratamiento con urgencia”, avisa la principal sociedad científica española en materia de Cardiología.
La TAVI es un procedimiento mínimamente invasivo que requiere la colaboración estrecha entre cardiólogos intervencionistas y cirujanos cardiacos
Por su parte, el jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, el doctor Gonzalo Pizarro, explica que la estenosis valvular aórtica tiene lugar por la degeneración y calcificación del tejido valvular, consecuencia a su vez de unos mecanismos hoy en día no bien aclarados, que guardan relación con los factores de riesgo cardiovascular comunes, y con los procesos de calcificación ligados al envejecimiento.
“Las técnicas de imagen, como la ecocardiografía-doppler que es la que más suele emplearse, han contribuido de manera decisiva a la identificación y al diagnóstico de estas lesiones”, sostiene el experto del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.
Aunque la estenosis aórtica es una lesión que se tolera bien durante años, con el paso del tiempo se traduce en síntomas como el cansancio, el dolor torácico, o incluso la pérdida de conocimiento. A día de hoy, según agrega el doctor Pizarro, no se disponen de tratamientos médicos que curen o eviten la progresión de esta enfermedad y lo único que puede hacerse por solucionarlo es el recambio valvular.
“Cuando aparecen los síntomas se debe actuar rápido. El pronóstico de la estenosis aórtica severa es peor que el de la mayoría de tumores, incluso peor que muchos con metástasis. La expectativa de vida de los pacientes se reduce de manera drástica. No existen fármacos que eviten esta alta mortalidad, con lo que la única solución es cambiar la válvula enferma por una prótesis. No obstante, y por suerte, la cirugía ha evolucionado espectacularmente y se obtienen unos resultados excelentes, incluso en ancianos”, celebra el especialista.
El recambio valvular de la forma menos invasiva
Mientras, el jefe del equipo de Cirugía Cardiovascular del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, el doctor José Enrique Rodríguez, explica que existen tres formas de sustitución valvular aórtica: la sustitución por cirugía abierta, el implante de la válvula aórtica mediante un catéter (TAVI), o bien una combinación entre ambos procedimientos; todo depende del caso del paciente.
Se considera una enfermedad grave en el momento en el que empiezan a aparecer los síntomas como dolor torácico, tos, insuficiencia respiratoria, fatiga, palpitaciones o desmayos
“A día de hoy, prácticamente el 100% de los pacientes tienen acceso a la intervención valvular aórtica y son las características de cada caso las que decantan la elección por una u otra vía de tratamiento”, precisa el cirujano cardiaco.
El objetivo final, según subraya, es seguir un procedimiento quirúrgico lo menos invasivo posible, y hoy en día asegura que es factible gracias al arsenal terapéutico del que disponen los cardiólogos a la hora de implantar las válvulas por vía transcatéter, un sistema que ya de por sí evita el traumatismo quirúrgico.
“Se trata de un método que permite tratar a pacientes con estenosis aórticas graves y que no pueden recibir el tratamiento quirúrgico convencional, muchas veces porque son personas mayores con otras patologías que incrementan los peligros de la cirugía cardíaca. Supone un avance muy significativo”, celebra el doctor Rodríguez.
Normalmente, según precisa, la TAVI se realiza por la ingle-acceso femoral, sin embargo, en pacientes especialmente complejos, se requieren de accesos alternativos como la arteria subclavia.
“La TAVI es un procedimiento mínimamente invasivo que requiere la colaboración estrecha entre cardiólogos intervencionistas y cirujanos cardiacos”, advierte el jefe del equipo de Cirugía Cardiovascular del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, líder en el desarrollo de este tipo de intervenciones mínimamente invasivas y gracias a un equipo conjunto, ‘el Equipo Valvular Ruber JB’, en el que cardiólogos y cirujanos actúan de modo unificado en beneficio del paciente.
Desde la pertinencia de la intervención, hasta el tipo de intervención a realizar, todas las decisiones son conjuntas y consensuadas entre pacientes, cardiólogos y cirujanos cardiacos. “De esta manera, las intervenciones se realizan ‘mano con mano con mano’”, resalta el experto.
Las técnicas de imagen, como la ecocardiografía-doppler que es la que más suele emplearse, han contribuido de manera decisiva a la identificación y al diagnóstico de estas lesiones
Otro de los factores que favorecen esa intervención menos invasiva, según destaca el jefe del servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, es que se sitúe al paciente en el centro del equipo y, que todo el procedimiento esté apoyado en la tecnología más avanzada, gracias a un ecógrafo con la capacidad de observar en tiempo real el movimiento del corazón en 3D, lo que ayuda en el implante de la válvula aórtica y además permite comprobar el resultado final de la operación en tiempo real y en 3D.
“Estamos centrados en los resultados, en la seguridad del paciente, y por eso estamos juntos desde la indicación, hasta la cirugía y el postoperatorio”, sentencia el jefe del servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, el doctor Gonzalo Pizarro, quien sostiene que el implante de una TAVI de esta manera supone para el paciente una mejoría en su calidad de vida, una mayor seguridad con menor riesgo de complicaciones, así como un acortamiento de su estancia hospitalaria.
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