Se estima que el párkinson afecta a unos 10 millones de personas en todo el mundo, de ellas unas 300.000 en España
El párkinson es una enfermedad que no sólo es de mayores, sino que el 20% de personas que la padece tiene menos de 40 años. En total, se estima que afecta a unos 10 millones en todo el mundo, de las que cerca de 300.000 se encuentran en España (incluidas unas 30.000 sin diagnosticar). Es cierto que aún no hay cura, pero se progresa en investigación, terapias y medicamentos, y se han dado avances significativos que mejoran el control de la enfermedad y también la calidad de vida de los pacientes.
Se trata de la enfermedad crónica neurodegenerativa más frecuente, tras el alzheimer, pero no sólo la padecen personas mayores, sino que un 20% de sus enfermos tiene menos de 40 años. Cada 11 de abril se celebra el Día Mundial del Párkinson, desde que así lo proclamó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1997, eligiendo la que era la fecha del cumpleaños de James Parkinson, el médico inglés que en 1817 descubrió la citada enfermedad que en aquel momento denominó parálisis temblorosa.
El párkinson tiene su origen en la falta o la baja actividad de dopamina en ciertas estructuras del cerebro humano implicadas en el movimiento. La dopamina es un neurotransmisor fundamental en el cerebro que está involucrado en la toma de decisiones y en muchas otras funciones cerebrales -la memoria, las sensaciones placenteras, el sueño, el estado de ánimo, la atención y la actividad motora, entre otras-.
El párkinson tiene su origen en la falta o la baja actividad de dopamina en ciertas estructuras del cerebro humano implicadas en el movimiento
“No sabemos por qué progresa. Desde luego, no sabemos cómo detenerla. Y nos cuesta mucho medirla”, ha afirmado James Beck, director científico de la Fundación contra el Parkinson en EEUU. “El diagnóstico es realmente complicado”, pues no hay un análisis de sangre o cerebral definitivo para detectar la enfermedad, sino que son los neurólogos los que la diagnostican basándose en síntomas.
Entre los síntomas motores, la mayoría de la gente suele pensar en temblor, pero hasta un 25% de los pacientes no tiemblan. También hay otros muchos, como la rigidez, la lentitud de movimientos, la falta de expresión facial, la sialorrea (babeo), la pérdida de equilibrio y de postura, la alteración al caminar, arrastrar los pies y la congelación de la marcha.
En las últimas décadas se han ido investigando también otros síntomas no motores que pueden aparecer incluso antes que el temblor o la rigidez y que afectan al sueño, el estado de ánimo, la capacidad intelectual y el sistema autonómico (pudiendo generar estreñimiento, sudor, urgencia urinaria y sensación de mareo al levantarse). Se trata de síntomas bien conocidos por los neurólogos y desconocidos para el público en general y para el propio paciente dado que suelen achacarlos a otras causas, y los más frecuentes son: apatía, falta de iniciativa y depresión, trastornos de sueño, pesadillas y sueños vívidos, disfonía (voz ronca, bajo volumen de voz), tensión arterial baja, entre otros muchos, e incluso deterioro cognitivo y demencia asociada.
Entre los síntomas motores, la mayoría de la gente suele pensar en temblor, pero hasta un 25% de los pacientes no tiemblan, pero también hay síntomas no motores
Una vez se hace el diagnóstico de cualquier parkinsonismo, se recomienda el seguimiento cognitivo del paciente por un neurólogo o neuropsicólogo, pues la detección temprana de los síntomas no motores son claves en el pronóstico y curso de la enfermedad. Asimismo, la estimulación y rehabilitación cognitiva son especialmente útiles en el tratamiento de los síntomas, pues ayudan a prevenir y retrasar la evolución a demencia, así como a minimizar y frenar el deterioro cognitivo. Además, por norma general, los fármacos para el párkinson actúan sobre todo en los síntomas físicos, pero no tanto sobre los cognitivos y psicológicos.
Precisamente, ahora se están abriendo vías sobre fármacos contra la diabetes y la obesidad como Ozempic, que pueden ayudar a tratar el párkinson o el alzheimer. Así lo han señalado los distinguidos con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024 (que recogerán en Oviedo el viernes 25) por su contribución al desarrollo de medicamentos frente a la obesidad y la diabetes que están mejorando la calidad de vida de cientos de millones de personas en todo el mundo: los científicos Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Jens Juul Holst, Svetlana Mojsov y Joel F. Habener,
“Estamos muy emocionados porque podría ayudar a combatir también enfermedades neurodegenerativas como el párkinson”, ha señalado Mojsov. Esta científica espera que en pocos años haya respuestas sobre su eficacia, como las conseguidas con la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
“Estamos muy emocionados porque podría ayudar a combatir también enfermedades neurodegenerativas como el párkinson”, ha señalado Mojsov, una de las científicas que ha recibido el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024
Hasta que eso llegue, también se han dado algunos avances positivos y esperanzadores. Por ejemplo, la produodopa, una infusión terapéutica que se administra de forma continúa a través de una bomba portátil bajo la piel para pacientes con párkinson en fase avanzada y que es similar a una bomba insulina. Este fármaco es una nueva forma de administrar la levodopa, que en el cerebro “se metaboliza como dopamina”, ha explicado la neuróloga Rocío García-Ramos, de la unidad de trastornos del movimiento del Hospital Clínico San Carlos y miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “La ventaja es que, al hacerle una administración continua subcutánea, el paciente siempre tiene levodopa en sangre y siempre tiene una situación motora más o menos estable, es decir, buena situación motora la mayor parte del día”, ha añadido. Además, “los únicos efectos secundarios son los hematomas producidos por el pinchazo, y lo más importante es que se curen la tripa y que la cuiden, porque pueden tener pequeños nódulos, inflamaciones o sangrados”.
“Es importante reconocer que ninguno de los medicamentos disponibles actualmente tiene efectos modificadores de la enfermedad”, ha referido Nishantha Silva, especialista en la enfermedad de párkinson en el hospital Sherwood Forest (Reino Unido), a El Mundo. Eso sí, “hemos logrado avances significativos en un mejor control de la enfermedad y en la mejora de la calidad vida” y a pesar de que “produodopa no ofrece beneficios adicionales, se recomienda para pacientes resistentes al resto de terapias disponibles”, ha subrayado.
Relacionado con esta terapia innovadora de administrar levodopa hay un ensayo clínico de fase III, de carácter internacional y multicéntrico, que ha contado con la participación del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. La terapia, llamada ND0612 y desarrollada por la compañía farmacéutica NeuroDerm, ha mostrado que los pacientes experimentaron un mejor control de los síntomas motores, con casi dos horas adicionales al día sin movimientos involuntarios e incontrolados respecto a los que tomaban levodopa de forma oral. “La terapia con ND0612 permite una aproximación individualizada en el tratamiento del párkinson avanzado, por lo que supone una buena alternativa antes de considerar opciones quirúrgicas mucho más invasivas”, ha referido el Dr. Jorge Hernández-Vara, neurólogo del Hospital Vall d’Hebron y uno de los investigadores del citado ensayo clínico.
“La terapia con ND0612 permite una aproximación individualizada en el tratamiento del párkinson avanzado, por lo que supone una buena alternativa antes de considerar opciones quirúrgicas mucho más invasivas”, ha referido el Dr. Jorge Hernández-Vara, neurólogo
Claro que no sólo hay novedades en tratamientos farmacológicos, sino en otros. Por ejemplo, hace unos meses, la Clínica Universidad de Navarra ya había realizado 400 tratamientos con ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU) desde que incorporó esta técnica en octubre 2018. Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo que puede mejorar la calidad de vida de personas con párkinson o temblor esencial, en una sola sesión y con un resultado que se aprecia inmediatamente. “Nos permite ofrecer a los pacientes un tratamiento que puede reducir no solo el temblor presente en los pacientes con temblor esencial o enfermedad de párkinson, sino también la rigidez o la torpeza característica de esta enfermedad”, ha explicado la doctora María Cruz Rodríguez Oroz, directora del Departamento de Neurología de la citada clínica. Los HIFU concentran su efecto en un núcleo del cerebro (el tálamo y el subtálamo, hasta ahora) señalado en una resonancia magnética, la energía se transforma en calor y produce una pequeña lesión, disminuyendo el número de neuronas responsables del signo clínico que se trate -temblor, torpeza o rigidez-, reduciendo los síntomas.
También continúan los ensayos clínicos y los estudios a gran escala están en marcha, y cada año hay nuevos avances en el diagnóstico, la genética y los tratamientos. Por ejemplo, en 2023 se descubrió el primer biomarcador conocido de la enfermedad, la proteína alfa-sinucleína anormal, que cuando muta y se pliega mal parece que daña las neuronas y provoca los síntomas del párkinson, pero aún queda mucho por investigar sobre su funcionamiento. Por ejemplo, sobre la posibilidad de detectar la enfermedad por el olfato, así como un estudio que sondea los posibles vínculos con la ansiedad en los adultos mayores, y otro estudio reveló que los pacientes que tomaban lixisenatida (un medicamento inyectable utilizado para tratar la diabetes) tenían una menor progresión de los síntomas motores que los enfermos que tomaban un placebo.
Otro tipo de tratamientos pueden ser los quirúrgicos, donde la cirugía actúa sobre la parte dañada del cerebro, pero sólo se propone a determinados pacientes (sin demencia o que no tengan una edad muy avanzada). También hay cirugía de estimulación eléctrica para enfermos que empiezan a tener muchas oscilaciones, con el fin de ayudar a controlar los temblores; terapias que se pueden hacer de forma remota; fisioterapia, para que los pacientes no pierdan tono muscular; la logopedia, con técnicas específicas de entrenamiento vocal; o la atención y el apoyo psicológico.
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