Viajar con los mayores de la familia no tiene por qué ser una actividad estresante sino todo lo contrario, puede convertirse en una experiencia totalmente segura para ellos y placentera para todos. Y es que los mayores, no hay que olvidarlo, son el pilar de nuestra familia, y unas vacaciones representan una gran oportunidad para fortalecer los lazos familiares, que es más difícil mantener a veces en el día a día.

Entre otros beneficios de los viajes con las personas de edades más avanzadas de la casa, la doctora Nieves Fernández Letamendi, que es geriatra del Hospital Quirónsalud Zaragoza, destaca que estos no sólo rompen con su rutina previsiblemente sedentaria, sino con la de todos los que viajan, pudiendo prevenir la soledad y el aislamiento por desgracia tan frecuente en el colectivo.
Preparar con suficiente antelación la medicación que hay que llevar y calcular que tenga suficiente
Además un viaje en familia les permite compartir su sabiduría, costumbres y experiencias, es decir, poder sentirse valorados de nuevo, al mismo tiempo que les fomenta su autonomía y el poder realizar ejercicio, y actividad mental.
El decálogo para unas vacaciones placenteras
Dado que se acercan las vacaciones de Semana Santa, la doctora Fernández Letamendi aporta los 10 consejos que para ella son imprescindibles a la hora de viajar con una persona de edad avanzada:
- Preparar con suficiente antelación la medicación que hay que llevar, calcular que tenga suficiente (e incluso un poco más por si pierde algún comprimido), y seguir las mismas rutinas con respecto a su tratamiento; llevar consigo algún informe actualizado de sus antecedentes personales, y tener localizado el sitio de atención sanitaria más cercana al alojamiento.
- No conviene tampoco trasgresiones dietéticas, ni con el alcohol, ya que pueden provocar descompensaciones en pacientes diabéticos, hipertensos o con insuficiencia cardiaca, por ejemplo.
- Si es incontinente hay que ser previsor y llevar consigo algún sistema de absorción (pañal, compresa, colector..).
- Se debe modular la exposición solar a horas recomendadas (antes de las 12:00 pm o a partir de las 18:00h pm), usar gorras o viseras, gafas de sol y buena protección solar.
- Controlar el calor, que puede afectar a la calidad de sueño y al apetito; insistimos en este caso, de nuevo, en la importancia de la hidratación.
- Paradas por el camino cada hora, o cada hora y media, para poder descansar, estirar las piernas, hidratarnos bien, comer algo, sobre todo si el que conduce es un mayor; esto es especialmente importante en pacientes con diabetes o con problemas circulatorios.
- Tener en cuenta las distancias y la sobrecarga de pesos si se viaja en avión o tren, y valorar utilizar los servicios que ofrecen RENFE o AENA (asistencia a la llegada, silla ruedas…etc).
- Es muy importante llevar un calzado adaptado; no se recomiendan nunca los calzados destalonados en mayores, y si lo son, que lleven al menos sujección en el tobillo, y en el antepie; lo idóneo así es vigilar los pies y consultar siempre ante cualquier herida o similar; si se va a hacer una caminata por el monte, o por un camino, es fundamental llevar un calzado cerrado y adaptado.
- Los juegos en familia tanto de cartas, como parchís, o similares, son un buen momento de encuentro en familia, que además favorece a todos el desarrollo de funciones superiores como la concentración, el cálculo, o la abstracción.
- Es muy importante disfrutar de las vacaciones y tiene que ser un momento para relajarse y desconectar. No debe generarnos más estrés. Sin embargo, el momento del viaje puede suponer para algunas personas mayores, un momento de mucha ansiedad, a la que no están acostumbrados. Si lo preparamos y organizamos con tiempo, e intentamos hacer las gestiones que sean más dificultosas para ellos (gestión de vuelos o de alquileres, por ejemplo, ofrecernos para llevarlos en coche si el trayecto va a ser nuevo…) seguro que muchos lo agradecen. Pero preguntémosles, contemos con ellos en la planificación, no impongamos, no demos por hecho lo que ellos quieren, no invadamos su espacio ni minusvaloremos sus capacidades. La flexibilidad y la adaptación son la clave del éxito.
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